“Era una situación muy conflictiva con mi hija y este señor. Hacía un tiempo que ella quería terminar la relación y yo le decía a él que no podía estar acá. Se la daba de buenito y así terminó con ella”. Las palabras son de Margarita, la madre de María Soledad Ibáñez (44), la mujer que fue asesinada a puñaladas por su pareja Matías Alejandro Guiñazú (43), en la casa de Merlo, donde los tres convivían.
El femicidio ocurrió durante la tarde del domingo pasado. Margarita no estaba en ese momento en la vivienda, ubicada sobre la calle José Martí al 500. Había ido a merendar a lo de una amiga.
“Nunca llegué a pensar que podía pasar esto. Él nos ayudaba, era amable, me hacía los mandados. No puede ser que llegó a este extremo”, lamentó en declaraciones a Radio Continental.
Guiñazú y la víctima habían comenzado a salir hace un año. Después de haber transitado otra relación en la que terminó denunciado ante la Justicia y condenado a 7 meses por desobediencia y violación de domicilio, el hombre se había quedado sin un trabajo fijo y hacía changas para sobrevivir. Tampoco tenía lugar donde vivir. Soledad, entonces, le invitó a mudarse a su casa.
La víctima había decido terminar la relación con el femicida y le había pedido que se vaya de su casa
Margarita contó que, hasta donde supo, “no hubo maltratos ni peleas” entre la pareja, pero que su hija había decidido terminar la relación con el femicida y le había pedido que se vaya de la casa, ante lo cual Guiñazú les comentó que se iría en los próximos días con su padre a la Costa Atlántica.
En ese contexto, el fin de semana se produjo el crimen. La Policía Bonaerense acudió al domicilio tras llamados al 911 por parte de vecinos que habían escuchado una fuerte discusión, gritos y pedidos de auxilio provenientes desde el interior de la casa de la víctima.
Una vez allí, los policías que acudieron a la emergencia observaron por una ventana a la víctima y al femicida envueltos en sangre dentro de una habitación.
Guiñazú tenía un cuchillo y amenazaba con quitarse la vida. Los oficiales trataron de disuadirlo. “¡Largá el cuchillo! ¡Dale!”, le pidieron varias veces, ante lo cual el autor del crimen les repetía: “Matame, es lo que yo quiero (…) Mátenme. Un tiro en la cabeza, por favor. Con un buen tiro en la cabeza”.
El crimen ocurrió el domingo pasado
Finalmente, tras ser reducido, Guiñazú fue trasladado al Hospital Héroes de Malvinas, donde quedó internado a causa de varias heridas de arma blanca que se autoprodujo. La víctima, en tanto, ya había fallecido: presentaba al menos 25 puñaladas en su cuerpo.
El caso es investigado por la fiscal María Laura Cristini, de la Unidad Funcional de Instrucción N°12 de Morón. El femicida permanece internado, intubado y con asistencia respiratoria mecánica. Para la Justicia, el caso ya está esclarecido y, según confirmaron fuentes con acceso al expediente a Infobae, el asesino -por ahora- es imputable. La funcionaria judicial espera la evolución de la salud de Guiñazú para poder indagarlo.
El femicida es padre de una adolescente de 18 años y una nena de 10. Las fuentes consultadas por este medio señalaron que no se encontraron denuncias por violencia de género previas hechas por la víctima en contra de Guiñazú.
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