Una investigación en los Países Bajos ha puesto bajo la lupa a Louis Vuitton Países Bajos, filial de la reconocida marca de lujo, por presuntas irregularidades vinculadas a la venta de artículos a una clienta china involucrada en un caso de lavado de dinero. La fiscalía neerlandesa está analizando si la empresa pudo haber incumplido la normativa sobre prevención de lavado de capitales al detectar patrones de compra sospechosos.
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El caso implica a Bei W., acusada de blanquear cerca de 3 millones de euros, realizando compras en efectivo por debajo del umbral de 10.000 euros. Las autoridades también investigan la presunta complicidad de un empleado de la tienda en alertar a la cliente sobre la llegada de nuevos productos. Los artículos adquiridos se enviaban posteriormente a Hong Kong y China, y se sospecha que el dinero proviene de actividades delictivas realizadas por una persona ya condenada en relación con la trama.
El caso destaca el papel potencial de los artículos de lujo como vehículos en la delincuencia financiera. Las tiendas de este sector deben alertar a las autoridades sobre transacciones sospechosas o inusuales, y la legislación neerlandesa obliga a evaluar elementos subjetivos que puedan indicar un delito. Expertos explican que el método empleado corresponde a un esquema conocido como ‘daigou’, basado en la compra en el extranjero por encargo de clientes en China, pero la diferencia principal radica en la procedencia ilícita de los fondos, originados en empresas criminales.
El interés internacional sobre la relación entre bienes de lujo y el lavado de activos ha aumentado, y el empleo del mercado de lujo para ocultar fondos de origen delictivo está ampliamente documentado. Organizaciones chinas especializadas en estas prácticas despliegan complejos planes de lavado de dinero, reclutando empleados dentro de las propias empresas para facilitar las operaciones ilegales. Según declaraciones de expertos financieros, estas formas de lavado de dinero persisten a pesar de décadas de esfuerzos regulatorios.
La Fiscalía neerlandesa mantiene abierta la investigación y Louis Vuitton Países Bajos permanece bajo observación por las autoridades locales.