En la cumbre del G7, los líderes emitieron una declaración conjunta instando a una desescalada en el conflicto entre Irán e Israel, respaldando el derecho de Israel a la defensa. La crisis en Medio Oriente dominó gran parte de la agenda del encuentro, marcado por la preocupación por el deterioro de la seguridad regional.
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Los mandatarios reafirmaron que Israel tiene derecho a defenderse y subrayaron que Irán no debe poseer armas nucleares. También instaron a que la resolución de la crisis iraní contribuya a una desescalada más amplia en toda la región y pidieron un alto el fuego en Gaza, en un contexto de violencia prolongada entre las fuerzas israelíes y grupos armados palestinos.
La aprobación de la declaración conjunta se consideró significativa, dado que en los días previos se percibían diferencias internas entre los países miembros. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó su regreso anticipado a Washington debido a la creciente tensión en la región, tras varios días de intercambio de misiles entre Israel e Irán.
La cumbre del G7 concluye con una agenda modificada por la urgencia del conflicto regional, desplazando el foco inicial hacia los riesgos de una escalada mayor en la región.