León XIV: el papa sorpresa que marcó la elección y desafió al bloque anti Francisco

En una jornada crucial para la Iglesia católica, el cónclave dejó boquiabiertos a todos con la inesperada elección de Robert Francis Prevost, ahora conocido como Papa León XIV, a pesar de la clara ventaja inicial del cardenal Pietro Parolin. Según el histórico Alberto Melloni, especialista en la iglesia italiana, Parolin llegó a contar con 49 votos frente a los 38 de Prevost en el primer escrutinio, en un cónclave donde se necesitaban 89 votos para la elección. Sin embargo, las cifras se movían constantemente.

En su columna para Corriere Della Sera, Melloni destaca que las dinámicas del cónclave provocaron un cambio rápido y decisivo en los votos. En solo 24 horas y cuatro rondas de votación, las previsiones se desmoronaron. Un sector de cardenales, en su mayoría críticos del papado de Francisco, buscaba un cambio en la dirección de la Iglesia. Sin embargo, esta presión tuvo un efecto boomerang: la campaña contra el legado de Francisco terminó unificando el voto reformista en torno a Prevost, visto como alguien capaz de seguir el camino sinodal sin reproducir al papa argentino.

El retiro de los cardenales mayores de 80 años, que ya no podían votar pero sí influenciar, fue crucial. Esto permitió que los electores más activos inclinaran la balanza hacia un perfil menos polarizador, aunque no rupturista. Así, León XIV emergió como una figura de consenso, no por ser la primera opción de todos, sino por representar el límite de lo aceptable para muchas sensibilidades.

La elección de Robert Francis Prevost envía señales políticas y simbólicas claras, tanto dentro como fuera del mundo católico. Desde el inicio, mostró su distancia con la geopolítica estadounidense al elegir hablar en italiano y español, evitando su lengua materna, el inglés. Este gesto puede interpretarse como una afirmación del eje latinoamericano que caracterizó el pontificado de Francisco.

Prevost se destaca por su perfil conciliador y su defensa de la justicia social, lo que sugiere que su papado seguirá la línea de Francisco pero con un enfoque propio, más centrado en la sinodalidad y la gobernanza episcopal. Su designación representa una apuesta por una Iglesia que integra tanto lo estructural del norte como la vitalidad misionera del sur.