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La dinámica del fuero de familia en Argentina ha generado preocupación y debate, particularmente por la manera en que se abordan las denuncias de violencia familiar. Durante el Taller práctico sobre violencia económica y violencia simbólica, organizado por el Colegio de la Abogacía de La Plata, se hizo evidente la falta de verificación de las denuncias en este ámbito judicial. Este problema, que ya es ampliamente conocido por afectados y especialistas, se traduce en medidas cautelares inmediatas que afectan los vínculos parento-filiales y generan consecuencias irreparables para los menores implicados.
“No hace falta”: la realidad de las medidas cautelares
La jueza María del Rosario Rocca, titular del Juzgado de Familia n° 6 de La Plata, resumió el proceder judicial con una respuesta contundente: “No hace falta [corroborar los hechos]”. Esta afirmación fue hecha durante el taller, en respuesta a una consulta de la abogada Erica Luna sobre la verificación de las denuncias antes de dictar medidas perimetrales.
Rocca agregó que el objeto del proceso de violencia no es investigar la veracidad de las denuncias, sino tomar medidas inmediatas. Este enfoque ha permitido que acusaciones sin pruebas sean suficientes para excluir a un progenitor de la vida de sus hijos, como lo reconoció otra participante: “En el foro de familia, no se comprueba ningún hecho, simplemente se pone paños fríos”.
Los costos emocionales y legales de las medidas automáticas
Especialistas como el ex juez Mauricio Mizrahi, quien presidió un congreso sobre alienación parental, destacan que la ley prevé audiencias a las 48 horas de dictada una cautelar para escuchar a la parte denunciada, pero en la práctica estas audiencias rara vez se realizan. Esto perpetúa las medidas cautelares, que pueden extenderse durante meses o incluso años.
El caso de Alejandro Novak es ilustrativo. Luego de enfrentar una denuncia de violencia verbal en 2023, Novak pasó más de un año sin contacto con sus hijos, quienes nunca fueron entrevistados por el juzgado. Aunque se dictó una revinculación supervisada, los procesos judiciales y las trabas impuestas por su expareja retrasaron cualquier avance.
Por otro lado, A.L., padre de dos niños, también enfrenta un distanciamiento forzado debido a denuncias de su expareja. Aunque la justicia ha ordenado la revinculación, las ausencias reiteradas de la madre y los niños en las citas programadas no han sido sancionadas, dejando al padre sin opciones para recuperar el vínculo.
Impacto en los menores: “huérfanos de padres vivos”
La psicóloga infantil y otros expertos advierten que los menores expuestos a estas situaciones sufren daños emocionales severos. La manipulación parental, respaldada por denuncias falsas, genera confusión y rechazo hacia el progenitor excluido, afectando su desarrollo emocional.
En muchos casos, los niños somatizan el estrés generado por los conflictos judiciales. Un informe técnico citado por A.L. detalla cómo su hijo, de 13 años, ha desarrollado una enfermedad autoinmune que podría estar relacionada con el contexto de alienación parental.
La necesidad de cambios en el sistema judicial
El problema no radica únicamente en la existencia de denuncias falsas, sino en el sistema judicial que no garantiza un proceso equilibrado y justo. Propuestas como el aumento de penas por denuncias falsas, impulsado por la senadora Carolina Losada, buscan disuadir estas prácticas. Sin embargo, especialistas señalan que también es crucial:
- Cumplir los plazos procesales: Asegurar audiencias inmediatas para evaluar las denuncias.
- Reforzar recursos judiciales: Dotar a los juzgados de más personal y presupuesto para evitar demoras.
- Capacitación y seguimiento: Entrenar a jueces y equipos técnicos para abordar casos de alienación parental de manera efectiva.
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