Después demeses de negociaciones internacionalesy propuestas concretas para detener los combates en laFranja de Gaza, el grupo terroristaHamascontinúa siendo la principal piedra de tranca para alcanzar un acuerdo de paz en el enclave. Sus argumentos para frenar el avance de un acuerdo exponen con claridad su naturaleza armada y confrontativa. El movimiento islamista ha rechazado las condiciones mínimas exigidas porIsraelyEstados Unidospara un alto el fuego. Entre sus puntos innegociables figura uno revelador: no deponer las armas bajo ninguna circunstancia.
En un comunicado difundido el 3 de agosto a través de sus canales oficiales, Hamas fue explícito: “Rechazamos cualquier iniciativa que implique la entrega de nuestras armas o la rendición de nuestra resistencia. Esta es una línea roja para todas las facciones”.La declaración, emitida desde Doha, confirma que la estructura armada del grupo no está sujeta a negociación, incluso si eso prolonga el conflicto y el sufrimiento de la población civil.
La postura ha sido reiterada en otras declaraciones públicas y ha sido calificada por funcionarios estadounidenses e israelíes como una muestra inequívoca de intransigencia.Hamas, considerado una organización terrorista porEstados Unidos, laUnión Europeay numerosos gobiernos en la región, insiste en que su derecho a “resistir” exige conservar su brazo armado, aun cuando existen propuestas que permitirían un cese inmediato del fuego, la liberación de rehenes y prisioneros, y el ingreso masivo de ayuda humanitaria.
“El único objetivo de Hamas es mantener su capacidad de fuego, no salvar vidas”, declaró el enviado especial estadounidenseSteve Witkoffen una rueda de prensa enJerusalén. “Lo que han dicho, sin ambigüedades, es que prefieren la continuidad del conflicto antes que renunciar a sus armas. Eso no es negociación. Es extorsión bajo fuego”.
Witkoffdetalló queEstados Unidosha presentado una hoja de ruta que contempla un alto el fuego de 60 días, la liberación gradual de rehenes israelíes y prisioneros palestinos, así como la apertura controlada de corredores humanitarios. “Hamas ha respondido con condiciones imposibles:exige la retirada total de Israel, rechaza toda supervisión internacional y, sobre todo, se niega a desarmarse. Ninguna tregua sostenible puede construirse sobre esa base”, afirmó.
DesdeTel Aviv, el ministro de Defensa israelí,Israel Katz, fue aún más directo: “Si Hamas no acepta las condiciones básicas para una tregua, las Fuerzas de Defensa deIsraelestán listas para ampliar las operaciones. Este grupo no busca la paz. Busca preservar su poder armado y seguir sometiendo a los civiles —tanto israelíes como palestinos— a su estrategia de confrontación permanente”.
La negativa deHamasa abandonar las armas no es un gesto aislado. El grupo ha hecho de su brazo armado un pilar de identidad política y militar. Cualquier propuesta que implique una transición hacia una administración civil o la entrega del control territorial a otras autoridades palestinas ha sido rechazada.Tampoco aceptan un mecanismo de supervisión internacional para garantizar una tregua duradera.
Esto ha bloqueado propuestas formuladas porEstados Unidos,QataryEgipto, que buscaban establecer un marco transicional paraGaza, bajo administración civil, y con garantías internacionales. Funcionarios israelíes sostienen queHamas simplemente no está interesado en ningún acuerdo que limite su dominio armado sobre el enclave.
“Cualquier propuesta razonable es descartada si amenaza su control territorial o militar. No están negociando una salida; están maniobrando para resistir indefinidamente”, señaló un funcionario del gabinete de seguridad en declaraciones aReuters.
La negativa de Hamas a abandonar su estructura militar bloquea cualquier posibilidad de avanzar hacia una tregua sostenible. Su rechazo al desarme reafirma una estrategia orientada a mantener el conflicto bajo sus propios términos, incluso ante una crisis humanitaria creciente.
Según el enviado especial estadounidense Steve Witkoff, la respuesta del grupo “no muestra voluntad de alcanzar la paz, sino de preservar su capacidad de fuego a toda costa”. Para los mediadores, el desafío sigue siendo cómo alcanzar una salida política con un actor que, hasta ahora,ha priorizado las armas por encima de la paz.