En las alturas de Tatev, Armenia, se encuentra un milenario complejo monástico que guarda una historia fascinante. La leyenda cuenta que un monje, temeroso de ser castigado por su superior, pidió tener alas para volar y escapar. Hoy en día, un teleférico de dos vías se erige como el más largo del mundo, transportando hasta 25 personas cada 30 minutos hacia los pies de este imponente monasterio. El complejo alberga tres antiguos templos católicos apostólicos: uno dedicado a Gregorio el Iluminador, otro a Santa María y el principal a los apóstoles San Pedro y San Pablo.
El récord Guinness que ostenta este teleférico, con sus 5.752 metros de longitud y 320 metros de altura, fue posible gracias a la visión del empresario Ruben Vardanyan. Sin embargo, Vardanyan se encuentra actualmente preso político en Bakú, la capital de Azerbaiyán, debido a su implicación en conflictos con el régimen de Ilham Alíyev. A pesar de la tensa situación geopolítica, los visitantes pueden disfrutar de un viaje de 12 minutos a través de paisajes impresionantes.
La región que rodea a Tatev ha sido escenario de conflictos y resistencia a lo largo de la historia. Desde la ocupación bolchevique hasta la fundación de la efímera República Montañosa de Armenia, el monasterio ha sido testigo de momentos decisivos para el pueblo armenio. A pesar de haber sufrido la persecución durante la era soviética, Tatev se alza hoy como un símbolo de resiliencia y grandeza.
El teleférico, además de ser una proeza tecnológica, ha permitido financiar la restauración de los antiguos templos del complejo. Con dos cabinas que se cruzan en medio del recorrido, esta ruta aérea ofrece a los visitantes una manera única de acceder al monasterio y admirar las vistas panorámicas de la región. A pesar de las adversidades, el teleférico sigue siendo un punto de interés turístico que conecta la tradición religiosa con la modernidad.
En tiempos de pandemia y conflictos, este lugar emblemático ha vuelto a abrir sus puertas para recibir a los visitantes y ofrecer una experiencia inolvidable. La combinación de historia, tecnología y belleza natural convierte a Tatev en un destino único que atrae a viajeros de todo el mundo en busca de una conexión con el pasado y la espiritualidad.