La modelo llevó a Francesca, que en noviembre cumple cinco años, a una consulta con el profesional que atiende en Rosario. “Todavía no tengo el coraje para hacerle el estudio porque es muy invasivo”, confesó la actriz
“Mamá, mis amigos no me quieren porque soy chiquita. Decile a Martín que vaya a hablar al colegio”.
Cinthia Fernández daba un móvil en vivo en Los ángeles de la mañana sobre su participación en el Bailando 2019. Casi sin intención de hacerlo, la modelo terminó sacándose los anteojos de sol que llevaba puestos -«ya estoy grande para que me vean a cara lavada», había explicado- para ponerse seria y hablar de un primer diagnóstico que le brindó un médico luego de revisar a su hija menor, Francesca, que en noviembre cumple cinco años.
“Mi hija es bajita y en el colegio la viven gastando. Tiene un problema de crecimiento y se lo tengo que hacer tratar. Es un proceso bastante doloroso. Le tengo que hacer análisis que no estoy preparada psicológicamente”, dijo la modelo.
Fue el novio de Cinthia, Martín Baclini, quien percibió que Francesca tenía una talla más baja que una nena de su edad. Fue cuando conoció a las tres niñas (la modelo también es madre de las mellizas Charis y Bella, que en octubre cumplirán seis años). “Le dio un beso a cada una, y bajamos a tomar un café -recordó la bailarina-. Entonces, Martín me preguntó cuántos años tenía Francesca. En ese momento tenía cuatro, y me dijo: ‘Perdón que te lo diga, pero es un poquito bajita…’”.
Cinthia sugirió que ni ella ni el futbolista Matías Defederico, el padre de Francesa, son altos, por lo que no podía esperar que sus hijas «sean Manus Ginóbilis”, en referencia a la altura del ex basquetbolista. A Baclini no le convenció el argumento, y le ofreció a su pareja viajar con la nena a su ciudad, Rosario, para que fuera atendida por un médico especialista del cual tenía grandes referencias.
El profesional resultó ser el endocrinólogo Diego Schwarzstein, el mismo que atendió a Lionel Messi a sus nueve años cuando lo llevaron sus padres porque tenía problemas de crecimiento. “La pasamos a buscar por el colegio y la llevamos”, explicó Cinthia.
Schwarzstein le contó que Francesca “estaba por debajo de la medida y que había que hacer un estudio que es bastante invasivo”. Ante esta circunstancia, Cinthia recurrió a toda su sinceridad: “Tengo las órdenes, lo que no tengo es el coraje para hacerlo…”. Ocurre que su hija debe permanecer internada todo un día, y “la tienen que pinchar cada media hora”. “Y yo quiero tener tiempo porque quiero estar antes, explicarle, durante y después”.