Tras cinco días de actividades constantes y visitas ininterrumpidas, la renovada Feria Provincial del Libro llegó a su fin. Después de una ausencia de dos años, por las restricciones que impuso la pandemia, la Feria del Libro volvió con entusiasmo, lo que se tradujo en alta concurrencia, y confirmó que hay un público ávido por este encuentro entre lectores, escritores, libreros y editores.
Bajo el lema «En el inicio fue la palabra», esta decimocuarta edición estuvo organizada en cuatro espacios, el pabellón Peregrina Zárate, con múltiples escenarios; el Espacio Bicentenario; el Salón Infantil y el Patio de Sabores, donde se ofrecieron más de 100 actividades entre charlas, conferencias, presentaciones, ciclos, talleres, muestras y espectáculos, abarcando diversos géneros y propuestas transdisciplinarias para todas las edades.
En este sentido, cabe mencionar que gran parte de la programación estuvo constituida por actividades incorporadas a través de una convocatoria abierta, a cargo de la Secretaría de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura, Turismo y Deporte de la provincia, encargada de la realización del evento.
Para esta oportunidad, el pabellón central estuvo ubicado en el salón Peregrina Zárate, destacado por el diseño, la estética innovadora y la distribución del espacio, lo que se tradujo en gran comodidad para recorrer la feria. Allí se realizaron presentaciones de libros, charlas, conferencias y recitales, y tuvo un lugar preponderante la Biblioteca Julio Herrera donde se podía adquirir libros de autores catamarqueños, así como de editoriales de otras provincias.
Otro de los atractivos de la feria fueron las experiencias vinculadas a la tecnología, como los cuentos interactivos, los lentes de realidad virtual y el innovador sistema de sonido no invasivo. De esta forma los lectores y lectoras pudieron dialogar con la tecnología; abordando las letras desde la interdisciplinariedad y acercando el lenguaje digital a todos los públicos.
La conjunción de la tecnología con el diseño y la distribución del espacio, permitió la realización en simultáneo de distintas actividades en un mismo salón, decisión celebrada por las personas que visitaron el evento.
El salón infantil, un espacio dedicado exclusivamente a las infancias, contó con programación propia y fue uno de los más concurridos ya que, al desarrollarse en paralelo el festival del Ponchito, muchas delegaciones que llegaron desde distintos puntos del interior provincial tuvieron la oportunidad de disfrutar de ambos eventos.
Además, este año la Feria sumó el Patio de Sabores, espacio gastronómico donde se pudieron degustar comidas tradicionales de las colectividades de Brasil, Perú, Sirio Libanesa, Japón, Egipto, Colombia, República Dominicana, Venezuela, Bolivia, Honduras y Cuba, y permitió conocer parte de la diversidad cultural que puebla nuestra ciudad.
La secretaria de Gestión Cultural, Daiana Roldán, subrayó la apuesta tecnológica y la programación diversa de esta edición de la Feria: «El contenido que propusieron los escritores invitados fue muy enriquecedor, porque acercó a la feria a un público que no suele frecuentar eventos literarios. Hubo una importante presencia de jóvenes así que celebramos haber visto durante estos cinco días a las nuevas generaciones, tanto jóvenes como niños que vinieron con sus familias».
Roldán también remarcó la presencia de escritores de distintos puntos de la provincia y de provincias vecinas “Hemos dado lugar a libreros y editoriales de Catamarca y también de otras provincias de la región. Hemos contado con stands y escritores de Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba y La Rioja; y también contamos con presentaciones de libros y mesas de lectura de autores de muchas localidades de Catamarca”.
Como balance, indicó que “esta feria nos deja el desafío, para el año que viene, de seguir apostando a su crecimiento en número de stands, en participación y por qué no también en días de duración”.
Por su parte, Roberto Brunello, ministro de Cultura, Turismo y Deporte, destacó la confluencia de eventos en el Predio y destacó que “el dinamismo que generan este tipo de eventos, no solo contribuye al desarrollo económico de las industrias culturales, sino que también moviliza la cadena de valor del turismo y genera opciones para los visitantes”.
De esta forma, la Feria Provincial del Libro volvió a la escena cultural y congregó lectores y lectoras de todas las edades, dejando en evidencia que se trata de un evento que convoca, que muchos esperan y que es un espacio que revitaliza la circulación de libros en Catamarca.
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