La agenda del tenis profesional se encuentra cada vez más apretada, con finales de torneos programadas a mitad de semana. La necesidad de mejores condiciones de recaudación, mayores premios para los jugadores y la unificación del circuito femenino y masculino han llevado a ajustar el calendario, generando superposición de torneos y modificaciones significativas en el sistema.
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Uno de los desafíos es el requerimiento de comprar semanas del calendario de la ATP o WTA para la realización de torneos profesionales, lo que implica una cuidadosa coordinación con otros torneos en términos de región y superficie para formar una gira. Además, los torneos Masters 1000 han tenido que adaptarse para permitir la participación conjunta de hombres y mujeres. Esta reorganización obligó a acomodar las piezas del rompecabezas, en medio de demandas de las asociaciones, jugadores y la ITF.
A partir del próximo lunes, la superposición de torneos se intensificará con los circuitos masculinos y femeninos trasladándose a América del Norte. Además, los torneos Masters 1000 y WTA 1000 de Canadá se unirán en Cincinnati, extendiendo sus duraciones a 12 días para cumplir con los requisitos de los Grand Slams.
La gira europea de canchas lentas experimentó modificaciones en el calendario, dejando torneos del medio para cumplir con las exigencias, mientras que la gira de verano sobre el cemento norteamericano mantuvo ciclos de tres torneos para abrir espacio. Todo esto ha llevado a situaciones inéditas, como la programación de finales de torneos a mitad de semana.
El impacto se ha sentido en los torneos eliminados y reemplazados, así como en la recargada agenda de los jugadores, que cada vez parecen más alejados de los torneos más pequeños. En esta lucha por adaptarse a las demandas económicas, se plantea un desafío para el desarrollo del tenis regional y las posibilidades de los mismos jugadores.