Kim Jong Un advierte que Corea del Norte podría cambiar de actitud con Estados Unidos

Corea del Norte podría plantearse un cambio de actitud si Estados Unidos mantiene las sanciones en su contra, advirtió este martes el líder Kim Jong Un en su discurso de Año Nuevo, tras 12 meses de acercamiento diplomático.

“Si Estados Unidos no mantiene la promesa que hizo delante de todo el mundo […] e insiste en las sanciones y la presión a nuestra república”, dijo Kim, “no nos quedará otra opción que considerar una nueva vía para salvaguardar nuestra soberanía y nuestros intereses”.

Kim hacía referencia a su reunión con el presidente estadounidense, Donald Trump, en junio en Singapur, cuando dijo que habían mantenido “conversaciones fructíferas” e “intercambiado ideas constructivas”.

En aquella ocasión, los dos líderes firmaron una vaga promesa sobre la desnuclearización de la península de Corea, pero desde entonces no se han logrado grandes avances, ya que Pyongyang y Washington discuten sobre el significado de esa propuesta.

Corea del Norte es objeto de varios paquetes de sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por sus programas de armas nucleares y de misiles balísticos. Washington presiona para mantener estas medidas contra el Norte hasta su “desnuclearización final y completamente verificada”.

“Estoy dispuesto a sentarme de nuevo con el presidente estadounidense en cualquier momento en el futuro y haré esfuerzos por todos los medios para que den un resultado que sea saludado por la comunidad internacional”, dijo Kim en su mensaje, difundido por la televisión estatal.

El discurso de Kim “expresó su frustración por la falta de avance en las negociaciones”, según el ex viceministro de Unificación surcoreano Kim Hyung-seok.

El líder norcoreano “tenía algunas expectativas de que Estados Unidos daría algunos pasos […] después de que el Norte acabara con un sitio de ensayos nucleares, entre otras medidas. Pero no se materializó“, señaló.

Kim “se enfrenta a la urgente tarea de mejorar su ‘economía socialista’, algo imposible de lograr si no se retiran las sanciones”.

En contraste con el discurso del 1 de enero de 2018, cuando ordenó una producción masiva de ojivas nucleares, Kim dijo que el Norte “declaró que ya no producirá, probará, usará ni extenderá nuestro arsenal nuclear”, y pidió a Estados Unidos tomar “las medidas correspondientes”.

Kim habló sentado en un sillón de cuero oscuro en una gran oficina, flanqueado por estanterías llenas de libros y retratos de sus predecesores a la cabeza del país, su padre, Kim Jong Il, y su abuelo Kim Il Sung.

Un año de acercamiento

El discurso de Año Nuevo del líder es un momento clave de la vida política norcoreana, en el que se repasa el año pasado y se establecen los objetivos para el entrante.

El mensaje de 2018 fue un catalizador crucial para los acontecimientos que se produjeron en el año. Llegó tras meses de tensiones en los que el Norte realizó veloces avances en sus programas armamentísticos y en los que aumentaron los temores a un conflicto.

Kim y Trump intercambiaron insultos personales -el presidente estadounidense calificó a Kim de “pequeño hombre cohete” y este lo llamó “viejo chocho estadounidense mentalmente trastornado” – y amenazas de guerra.

En el discurso del año pasado Kim advirtió: “El botón nuclear está en el escritorio de mi despacho todo el tiempo”, pero también ofreció enviar un equipo de atletas a los Juegos Olímpicos de Invierno en el Sur.

Eso abrió la vía para que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, desempeñara un papel de pacificador.

Luego se sucedieron los acontecimientos, con un encuentro entre Kim y el presidente chino, Xi Jinping, en Pekín antes de la cumbre de Singapur con Trump. Kim se reunió también en tres ocasiones con el presidente surcoreano.

En su discurso de este martes el líder norcoreano dijo también que Estados Unidos y Corea del Sur no deberían seguir llevando a cabo ejercicios militares conjuntos -detenidos en gran medida tras la cumbre de Singapur- y consideró que esos ensayos son “una fuente de tensión”.

“No se debería seguir permitiendo traer equipos bélicos, incluidos los bienes estratégicos de poderes extranjeros”, añadió.

Seúl y Washington tienen una alianza en materia de seguridad y Estados Unidos cuenta con 28.500 soldados en Corea del Sur para protegerlo de su vecino del Norte.