Priscila Sandes, una joven argentina de 27 años oriunda de Campana, provincia de Buenos Aires, denuncia que estuvo secuestrada por su pareja en la Ciudad de México. Durante casi dos años, estuvo encerrada en una casa vigilada con cámaras, micrófonos y sensores de movimiento, controlada por nueve custodios armados que respondían a su esposo, Salvador Zubirán Rabay. Tras lograr escapar con su hijo de nueve meses, Priscila pide auxilio para poder regresar a la Argentina.
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CONTROL Y MALTRATO
Según su testimonio, Priscila fue constantemente vigilada y controlada, sin poder tomar decisiones por sí misma. Su pareja la mantenía aislada, la medicaba en contra de su voluntad y hasta la obligó a tatuarse su nombre en diferentes partes del cuerpo. También era víctima de violencia física, tal como lo relata en un video compartido en redes sociales.
SITUACIÓN LEGAL
Priscila no puede salir de México ya que su pareja la denunció por «sustracción de menores» y sobre su hijo pesa una Alerta Ámber. Esto representa un obstáculo legal para su regreso a Argentina. La joven ha pedido ayuda a las autoridades argentinas y espera que su caso reciba la atención necesaria para poder regresar a su país.
LARGO PERÍODO DE MALTRATO
La joven relata que desde el momento en que comenzó la relación con su pareja, este la sometió a un largo período de violencia y control extremo. Incluso después de tener un hijo con él, la situación empeoró. Priscila fue aislada de su familia, controlada en todos sus movimientos e incluso le prohibieron llevar al bebé al médico si él no estaba presente.
ESCAPE Y DENUNCIA
Aprovechando un descuido de la seguridad y con la ayuda de su entorno, Priscila logró huir con su hijo e iniciar un plan de escape. Presentó la denuncia correspondiente en la Fiscalía Antisecuestro de la Ciudad de México, aunque la causa no ha avanzado como esperaba. La denuncia inicial por secuestro pasó a la Fiscalía de Violencia de Género y su ex pareja la denunció por violencia familiar. Actualmente, está impedida de salir del país debido a una Alerta Ámber que pesa sobre su hijo.
DEMANDA DE JUSTICIA
Priscila exige justicia y ayuda para regresar a la Argentina, resaltando la necesidad de que su caso sea visibilizado. Además, denuncia el poder e influencia en el distrito de su ex pareja, Salvador Zubirán Rabay, quien, según ella, se jacta de mover dinero en efectivo con su empresa, portar armas sin permiso y contar con protección judicial. La joven también hace mención al caso de otra mujer, Laura Vignatti, quien denunció públicamente a Zubirán Rabay, señalando similitudes en sus experiencias y la influencia que este tendría sobre la Justicia.
UN LLAMADO A LA JUSTICIA
Después de todo lo vivido, Priscila lucha por obtener justicia no solo para ella y su hijo, sino para las personas que la ayudaron a escapar y para otras mujeres que podrían estar enfrentando situaciones similares. Su exigencia es clara: que su voz sea escuchada y que se haga justicia por todo lo que vivió.