Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) llevaron a cabo una serie de ataques aéreos contra instalaciones militares en Irán, incluyendo un complejo cerca de Teherán presuntamente involucrado en la producción de misiles antitanque. El objetivo principal era interrumpir la cadena de suministro de armamento avanzado al grupo libanés Hezbollah, considerado por Israel como uno de sus principales enemigos en la región.
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DEFENSA ACTIVA
Según las fuentes militares, el complejo atacado había funcionado como un centro logístico estratégico para la transferencia de misiles desde Irán hacia sus aliados regionales, representando una amenaza directa a la frontera norte de Israel.
En una rueda de prensa en Tel Aviv, el portavoz de las FDI, general de brigada Effie Defrin, informó que también se bombardearon instalaciones de manufactura de centrifugadoras y plantas relacionadas con el desarrollo de misiles, situadas en las afueras de la capital iraní. Según Defrin, estos objetivos eran parte de una infraestructura crítica del programa militar iraní.
PREVENCIÓN DE RIESGOS
Según el general Defrin, cazas israelíes están realizando patrullas activas en sitios de lanzamiento y almacenamiento de misiles sobre zonas del oeste de Irán, con autorización para atacar cualquier movimiento sospechoso o preparativo hostil. Adicionalmente, advirtió que cualquier intento de restaurar capacidades será atacado.
RIESGO LATENTE
Aunque los ataques no provocaron una respuesta inmediata desde Teherán, el portavoz militar subrayó que la amenaza iraní sigue siendo considerable, con capacidades avanzadas y una clara intención de influir militarmente en la región. Estos ataques forman parte de una estrategia más amplia de Israel para debilitar la red de distribución de misiles guiados de precisión, en especial aquellas tecnologías que puedan llegar a manos de Hezbolá.
Tensión regional elevada y riesgo latente de desbordamiento hacia un conflicto más amplio en Medio Oriente.