Las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron un ataque a una instalación militar subterránea en el oeste de Irán, donde se almacenaban misiles tierra-tierra y de crucero, así como la infraestructura para su lanzamiento. El objetivo del ataque es reducir el arsenal de misiles iraníes y limitar su capacidad de ataque, lo que aumenta el riesgo de conflictos regionales.
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REPERCUSIONES REGIONALES
El ataque se suma a los esfuerzos de Israel por debilitar la capacidad de ataque y el programa atómico de Irán. Además, se extendió a otros puntos estratégicos en la provincia de Bushehr, en el sur de Irán, lo que generó una escalada en la tensión entre ambas naciones.
Además de la instalación militar, las FDI confirmaron ataques a un yacimiento de gas, una refinería de gas natural y un puerto de GNL en la costa del Golfo Pérsico. En respuesta, Irán lanzó aproximadamente 200 misiles balísticos contra territorio israelí, generando preocupación ante una escalada del conflicto.
IMPACTO EN ISRAEL
A pesar de que la mayoría de los misiles iraníes fueron interceptados, varios lograron causar víctimas y daños en zonas residenciales de Israel. Tres israelíes perdieron la vida y otros 70 resultaron heridos, lo que desencadenó duras advertencias por parte del ministro de Defensa israelí. Las bases de las FDI, incluyendo las áreas aéreas, continúan operativas, pero la situación representa un riesgo latente para la población civil.
El enfrentamiento entre Irán e Israel ha generado una escalada rápida de tensiones, elevando el temor a un conflicto regional de mayores proporciones. La comunidad internacional observa con preocupación la evolución de estos eventos, que podrían tener graves repercusiones geopolíticas y humanitarias en la región.