Se trata de un sistema muy difundido en Rusia a la hora de concretar operaciones inmobiliarias. Muchos operadores inescrupulosos se quedan con cifras millonarias. ¿De qué se trata?
Cuando la noticia comenzó a divulgarse, no fueron pocos los que creyeron que se trataba de un error. Incluso, otras habrán pensado que era una broma. Pero no. Es una medida absolutamente real.
¿De qué hablamos?: es que si se quiere hacer una transacción inmobiliaria en Moscú, la capital de Rusia, se debe tener -listo para ser presentado- el correspondiente certificado de salud mental.
Lo curioso es que miles y miles de rusos a quienes se les reclama tener este documento a mano para vender sus propiedades no tienen antecedentes de enfermedades mentales. El certificado debe estar firmado y sellado por un médico y se exige como una protección legal contra un problema que es muy habitual en los tiempos que corren en los convenios de bienes raíces de Moscú: los fraudes
reiterados y habituales, y por otro los juzgados que no son eficientes en su accionar.
Es una situación que se da un mercado de bienes raíces plagado de “agentes inmobiliarios negros”, operadores de ventas sin escrúpulos que usan sin descaro varias herramientas para quitarle a los moscovitas su dinero o sus propiedades en la ciudad más grande de Europa.
Muchos en Rusia sostienen que esos agentes inmobiliarios, dedicados a estas oscuras operaciones, son lisa y llanamente delincuentes listos y dispuestos a hacer de las suyas en una ciudad donde se venden 29.000 millones de dólares en propiedades cada año.
Generalmente, los agentes inmobiliarios que hacen estas cosas se ponen de acuerdo con los dueños de los inmuebles para venderlos y luego piden anular la venta argumentando que el vendedor estaba -al menos de manera transitoria- fuera de sus cabales.
Así, el sistema es casi perfecto para los inescrupulosos. Los compradores pierden su dinero, los vendedores siguen manteniendo su propiedad y los agentes inmboliarios —junto a los jueces que hayan participado de la gran estafa— se quedan con millones de rublos.
Los compradores pueden demandar en reclamo de su dinero, pero el activo que puede ser la recompensa más lucrativa es el departamento, y este es inalcanzable. Las leyes por lo general protegen a los dueños de los inmuebles en este tipo de controversias.
Los agentes de bienes raíces sostienen que este tipo de fraude se da con gran frecuencia, como para que en casi todas las 140.000 transacciones anuales que se hacen en Moscú se haya pedido que los vendedores presenten certificados de cordura en los últimos años.
La mayoría de los fraudes tienen que ver con edificios que aún están en plena etapa de construcción, donde las empresas constructoras dan importantes descuentos en las diferentes preventas pero con frecuencia se roban el dinero y se declaran en quiebra. El Ministerio de la Construcción informó en agosto que tenía 34.085 querellas abiertas como consecuencia directa de operaciones fraudulentas como estas.
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