Inadmisible: En Salta, la jubilación mínima quedó por debajo de la línea de la indigencia

Los últimos datos del «Índice barrial de precios» plantean una situación «preocupante», de acuerdo con el adjetivo que utilizó ayer Federico Maigua, responsable del sondeo, en conferencia de prensa.

El «Índice barrial de precios» es un relevamiento del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) que se realiza en 250 comercios chicos y medianos de 80 barrios de la ciudad de Salta. Es un trabajo serio que vienen desarrollando desde hace algunos años y que casi nadie cuestiona.

En los barrios de la capital salteña la canasta básica total (CBT), para octubre de 2018, tiene el «alarmante» costo de 22.681 pesos. Esto quiere decir que una familia tipo que reside en la ciudad necesita ese monto para no ser pobre; y esto sin contar un alquiler.

En tanto que la canasta básica de alimentos (CBA), para el mismo mes y año, dio un valor de 9.108 pesos. Eso es lo que necesita una familia para no caer en la indigencia. Es una cifra «inquietante», teniendo en cuenta que recién en septiembre aumentaron la jubilación mínima un 6,68% para que llegara a los $8.630 pesos aproximadamente.

Eso implica que los jubilados que ganan el haber más bajo, a partir de octubre, están al menos por debajo de la línea de indigencia, indica un informe especial publicado por el diario El Tribuno, que lleva la firma del periodista Antonio Gaspar.

Mes a mes

Si se calcula que la nueva fórmula previsional, que aprobó el Congreso en 2017, hará llegar las jubilaciones a los $9.160 a fin de año, y que la inflación seguirá alta, los números se tornan «angustiosos».

La variación de mes a mes es más alta que la que brindó hace unos días el Indec, según la cual la inflación de octubre fue del 5,4 por ciento (con respecto a septiembre) y tuvo una acumulación de 39,5% en lo que va del año.

En Salta, de acuerdo a datos del Isepci, hubo una inflación mensual de 7,2 por ciento para octubre y la acumulada de la canasta básica total, para los 10 meses del 2018, da la «escalofriante» cifra de 47,21%.

Lo que más alerta es que la inflación interanual, con octubre de 2017, arroja un 58,50 por ciento en los productos de la canasta básica total. Estos números parecen de una película de terror.

«Nosotros calculamos que la inflación final para el año 2018 será superior al 52-54 por ciento en los barrios de nuestra ciudad», dijo ayer el referente del Isepci. Maigua evaluó además que los precios no van a dejar de aumentar y seguirán los rangos porcentuales que se presentaron para octubre.

«Utilizamos herramientas que incluyen al transporte, los combustibles y los servicios públicos. Como ya está anunciado de manera oficial que estos subirán indefectiblemente a cada comienzo de mes, calculamos que la cifra final estará por arriba del 50 por ciento», dijo.

Lo saludable subió más

Federico Maigua se refirió a las diferencias en las variaciones de precios y sueldos. “Por un lado, los aumentos salariales, por las paritarias firmadas, van por las escaleras y por otro la inflación sube por el ascensor”, dijo Maigua, apelando a una frase vieja pero nunca más actualizada.
La “diferencia” entre septiembre y octubre último, en cuanto a variación en ambas canastas, dio un 7,52 por ciento. En cuanto a Canasta Básica Total sería de 1.586,38 pesos teniendo en cuenta que estaba en septiembre último en los 21.681 pesos.
Si a esa diferencia, entre septiembre y octubre, se la divide sobre los días del mes dará una cifra de 51 pesos de aumento diario.
El último aumento de las jubilaciones, en septiembre, fue de 541 pesos, que divididos sobre la inflación diaria se diluyen en 10 días.
No es solo el aumento indiscriminado de los precios. No es, como dice el sentido común del vecino de a pie, que “todo sube”. El análisis de la evolución de los precios por productos ofrece resultados llamativos.
En la variación mensual de la Canasta Básica de Alimentos, en los rubros verdulería y carnicería los aumentos fueron de 15,83 por ciento y 7,55 por ciento, respectivamente. Son los incrementos más marcados. 
Es decir que estos alimentos subieron muy por encima de los artículos de almacén, como los dulces y panificados, que registraron una suba del 4,93 por ciento.
En la lectura fina se percibe que no todos los alimentos subieron por igual: los considerados más sanos y nutritivos se encarecieron aún más. 
El corte de nalga, que se utiliza para cocinar milanesas, subió un 10 por ciento. La merluza, recomendada para una dieta saludable, subió más del 32 por ciento y el hígado (rico en hierro) experimentó un inusual aumento del 16 por ciento.
En tanto, todas las harinas y sus derivados no sufrieron alteraciones en sus precios y registraron un curioso 0 por ciento de aumento.