Un misil iraní impactó el Centro Médico Soroka en Beersheba durante la madrugada del jueves, dejando al menos 40 heridos leves. En respuesta, Israel llevó a cabo bombardeos contra instalaciones nucleares iraníes, incluyendo el reactor de agua pesada de Arak. La alcaldesa adjunta destacó la preparación de la ciudad para enfrentar este tipo de ataques y la fortaleza de la comunidad ante la agresión.
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FORTALEZA ANTE LA ADVERSIDAD
El misil golpeó directamente el ala quirúrgica del hospital, destrozando el techo y poniendo en duda la seguridad del edificio. Personal médico evacuó a pacientes del hospital en camillas y sillas de ruedas, mientras los equipos de emergencia evaluaban los daños. Dos empleados del hospital dijeron que el impacto ocurrió casi inmediatamente después de que sonaran las sirenas y el personal se dirigiera a las salas seguras. El ataque al hospital fue parte de una andanada más amplia de misiles iraníes que impactaron múltiples objetivos en Israel.
Las Fuerzas de Defensa de Israel reforzaron la seguridad alrededor del hospital tras el ataque, con soldados desplegados en el perímetro. El Centro Médico Soroka es el principal hospital del sur de Israel y sirve a una amplia región, convirtiendo su ataque en un importante golpe contra la infraestructura civil israelí. El ataque provocó una fuerte reacción del gobierno israelí.
El ministro de Defensa responsabilizó directamente al líder supremo iraní, el ayatolá Alí Khamenei, y declaró que «no puede seguir existiendo». Israel llevó a cabo bombardeos contra instalaciones nucleares iraníes en respuesta. Según el Ministerio de Salud israelí, al menos 240 personas resultaron heridas por los misiles iraníes, cuatro de ellas de gravedad. La televisión estatal iraní aseguró que «no hay peligro de radiación alguno» y que la instalación había sido evacuada antes del ataque.