Investigan si la familia de la víctima integraba una banda dedicada al narcotráfico que operaba en Bolivia y Perú. De esta manera se puso en evidencia que el foco de la investigación apunta a un ajuste de cuentas.
El registro del domicilio donde vivía la adolescente que fue secuestrada el martes en Flores y encontraron asesinada un día después en Ituzaingó, fue parte de una serie de allanamientos simultáneos en el partido bonaerense de La Matanza y en Capital Federal. De esta manera se puso en evidencia que el foco de la investigación apunta a un ajuste de cuentas.
Durante el procedimiento puntual en la casa encontraron restos de cigarrillos de marihuana, 10 gramos de cocaína y dos paquetes de hojas de coca. En principio, por la cantidad incautada de droga, se cree que era para consumo personal.
Hace dos meses empezó la investigación que, a través de los trabajos de inteligencia y seguimientos encubiertos, permitió en las últimas horas identificar a los integrantes de la organización así como también sus domicilios y los lugares en donde guardaban y vendían las drogas.
Los padres son peruanos y tienen antecedentes por causas vinculadas al narcotráfico, al igual que la actual pareja de la mujer. Fuentes policiales señalaron que la banda «operaba en las localidades matanceras de Villa Celina y Villa Las Achiras, y en la Villa 20 de Capital», en Lugano.
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