Hacedores del Caudillismo: ¿Por qué votar por la oposición en el NOA?


Por: Gabriel acosta

   En mi infancia cuando ganó el gobernador Gerardo Zamora (UCR) en Santiago del Estero, recuerdo que se vivió un gran clima de algarabía, júbilo y satisfacción porque muchos suponíamos que era el fin de un período histórico en que los viejos caudillismos se acabarían con la caída del gobernador Arturo Juarez y su esposa “Nina” Aragonés. Muchos no preveíamos,  que a la larga sería una restauración del mismo caudillismo pero bajo otra persona, así el nuevo gobernador radical Zamora, se perpetuó en el poder y cuando no pudo acceder a un tercer mandato, fue su misma esposa quién lo suplantó. De esta manera los optimistas de un cambio social venturoso, se vieron superados por lo que significó una nueva retroalimentación de un mismo sistema político que nos sumió en la pobreza desde los albores de la provincia.

         Si observamos las provincias del NOA, podremos constatar que no hemos cambiado mucho en lo que refiere a la legitimación del poder y los mismos mecanismos que heredamos desde la independencia de la colonia, a saber:

  1. La constitución de un unicato en torno a una figura que mueve por su personalismo, lo que llamamos vulgarmente caudillismo.
  2. Relaciones de verticalidad y la suma de los poderes públicos.
  3. Un sistema jurídico que no promueve reglas claras de juego, sino puede ser violado a la fuerza.
  4. Tendencia al nepotismo.
  5. Constitución de un aparato clientelar, de lealtades simbólicas y materiales que algunos sociólogos y antropólogos llaman el patronazgo, y permite conectar la clase política con los sectores populares –los punteros, lideres barriales, dueños de clubes y administradores de comedores-.

Estas notas características que hacen y reproducen a nuestro tejido social, son el día a día de nuestra realidad y otorgan las características particulares que vivimos en la región –medianamente compartidas en otros lugares del país-, sin embargo esta realidad que describo no es por lo tanto merecedora de loores, muy por el contrario es también percibida como una situación que debe ser cambiada pero que paradójicamente es aceptada como algo indefectible.

Así la búsqueda de la reelección por parte del gobernador de la Rioja, Sergio Casas (PJ), es vista como una situación ya conocida, pero a la vez criticable (no se puede soslayar el apoyo del Peronismo Federal a este personaje, cuestión importante si nos determinamos en observar que partidos nacionales favorecen más que otros, a los sistema caudillistas tradicionales del NOA) ¿Pero por qué hago referencia a estos dos gobernadores? El lector habrá advertido que pertenecen a distintos signos políticos tradicionales, y con ello quiero decir que esta no es una cuestión de tradiciones partidarias, porque cuando ambos signos políticos llegan al gobierno, reproducen en la práctica el mismo sistema tradicional de poder.

Nuestra provincia Catamarca no está exenta a los vaivenes que caracterizan a nuestra región, hechos increíbles para alguien de afuera como el defalco continuo de la OSEP, que suceden entre la indiferencia y las denuncias oportunistas –por dar un ejemplo- comprueban nuestra pertenencia a la región (un problema que  se inició con el frente cívico, con la venia del peronismo, y que se pasan culpas y responsabilidades entre unos y otros).

Sin embargo Catamarca aun posee condiciones que la diferencian de otras provincias donde sus gobernadores son cesares, como Salta, Santiago del Estero y la Rioja, que la asemejan a Jujuy donde gobierna Morales (UCR-Cambiemos). Por empezar hay una mayor atomización del poder en la estructura política, y esto lo podemos hallar en la caída del gobernador Saadi, que originó al Frente Cívico y Social, este último solo pudo asegurar su gobernabilidad con acuerdo del peronismo. Por otro lado las familias enquistadas en la política local, han tendido a crear continuas fluctuaciones entre ellas, como también generar consensos necesarios, en este último punto si analizamos la política minera y el énfasis en la producción de bienes primarios no ha variado mucho, la cual también es merecedora de todas las culpas en la falta de desarrollo de la industria y el turismo.

     En este sentido y haciendo un intento de geopolítica del NOA, nos encontraremos en estas elecciones con la disyuntiva de fortalecer aun más el gobierno de Corpacci-Saadi y con ello promover las características que rigen para la mayoría de los gobiernos del NOA o asegurar una oposición capaz de disputar el poder y generar consensos suficientes. Ésto, por supuesto no quiere decir que unos sean mejores que otros, sino todo lo contrario – en efecto como vimos son muy parecidos y en muchos casos “familia”-, la cuestión estribaría si constituimos un superpoder parecido al Beder de la Rioja, los Alperovich en Tucumán , Zamora en Santiago o el Saadismo de la Catamarca de los ´80.

La visión que ofrezco es pesimista, pero también es una buena forma de organizar el pesimismo, si tenemos en cuenta que no estamos alejados de los peligros que encara en nuestra región una oposición dibujada y que la representación política nace de los representados, pero es distinta a él y se mueve por otros intereses distintos del mismo electorado que los votó.