Femicidio de Santiago del Estero: Carolina recibió una despiadada golpiza antes de ser ahorcada


Inmersos en una profunda tristeza y un silencio «ensordecedor», los vecinos del barrio Norte de la ciudad de Fernández acompañan a los padres de Carolina Ledesma en su último adiós. Pasadas las 20 los restos de la joven, brutalmente asesinada llegaron a la «Capital del Agro» para ser inhumados.

En medio de la conmoción que causó el primer femicidio en la provincia, los detalles del brutal asesinato generen repudio e indignación a propios y extraños. Mientras un importante despliegue policial busca al supuesto femicidia, Matías Loto alias «Pato», la Justicia trata de reconstruir cómo ocurrió el crimen.

Según la investigación judicial de la Unidad de Violencia de Género e Intrafamiliar —a cargo del Dr. Pedro Ibáñez— la joven llevaba más de 20 horas muerta. Esto hace suponer que el ataque se registró durante la madrugada cuando ella regresó a su casa.

Carolina Ledesma (23) la noche del viernes había participado de un evento deportivo: «Estuvo en una cancha viendo vóley masculino», indico una fuente cercana a la causa. Pasada la medianoche, volvió a su casa, de calle Almirante Brown, entre Balcarce y Alfonsín.

Allí la habría esperado agazapado su verdugo: Matías Loto. El sujeto —que había pasado toda la tarde-noche bebiendo con amigos— aprovechó la oscuridad de la noche para emboscar a su ex pareja.

Cuando Carolina abrió la puerta trasera de su casa él ingresó detrás de ella y allí el calvario para la joven fue el peor. El adelanto de la autopsia fue implacable: su cuerpo recibió una despiadada paliza y ella se defendió.

«La causa de la muerte es por asfixia mecánica producida por una opresión en el cuello realizada con una tela: en este caso sería la sabana y el cuerpo llevaba más de 20 horas sin vida» sostiene el escrito que recibió la fiscalía.

Además aclara: «Tiene un golpe de puño en uno de sus ojos. Otro en la nariz. Patadas en los miembros inferiores y en la zona de las entrepiernas. Además presenta signos de defensa y tiene rastros de material genético debajo de sus uñas».

Hallaron su moto en el monte

Matías Loto, el presunto asesino, tiene 22 años. Es hijo de una conocida familia de comerciantes «muy respetada» en la «Capital del Agro» y sobre él lo último que se sabe que es que es una persona violenta y que pasó toda la jornada del domingo ingiriendo bebidas, según los datos recogidos por los investigadores.

Las averiguaciones realizadas por los efectivos del Departamento de Homicidios y Delitos Complejos a cargo de la causa, «Pato» como lo conocen en todo el pueblo, estuvo reunido con varios amigos. Su círculo íntimo, y las últimas personas con las que se contactó coincidieron en afirmar que nada más supieron de él después de las 22.30 del lunes. Al parecer desde entonces estuvo escondido en el fondo de la casa de su ex, con quien habían finalizado la relación hace un mes y medio, y consumó el ataque. 

Más de 50 uniformados de la ciudad Capital se trasladaron a Fernández bajo las órdenes del Departamento de Investigaciones para buscarlo. Pasada las 14.30, lo único que hallaron fue su moto en una zona montuosa de Fernández, a pocos metros de la casa de un familiar. Cerca de las 22.30 los rastrillajes finalizaron y serán retomados hoy.

«Estaba en la cama, desnuda, con la sábana bien ceñida en el cuello; tenía moretones»

Dicen que el amor que los abuelos sienten por sus nietos es el doble de amor que sienten por sus propios hijos. En la misma medida es el dolor de don Carlos Cruz y no lo esconde. Su rostro es la muestra de la desazón.

Sentado bajo un paraíso, en la vereda de su casa —al lado del inmueble de su nieta— piensa y busca de entender qué sucedió. Hay una imagen en su cabeza que le quita la tranquilidad.

«Estaba en la cama, desnuda de la cintura para abajo. Tenía muchos moretones, y la sábana estaba bien ceñida en su cuello», repite don Cruz como si estuviera viendo una y otra vez la misma escena. Él ingresó por detrás de su hija a buscar a su nieta.

«No escuché nada. Yo fui a apagarle la luz y no sabía que mi nieta estaba adentro muerta ya» explicó sobre las horas previas al descubrimiento. Luego acotó: «Yo vi un rastro en el fondo, él seguro entró por ahí».

La casa de don Cruz comparte tapia perimetral con la vivienda de su nieta y ambos fondos están conectados.

Sobre la tenebrosa escena contó: «Tenía moretones en las piernas y en los brazos. La golpeó y la estranguló», remarcó. Además indicó que no le llamó la atención la ausencia de su nieta porque «nosotros pensamos que se había ido a Santiago, pero estaba muerta».

Don Cruz contó que según los dichos de los vecinos, el femicida de su nieta fue visto hasta cerca de las 22 horas bebiendo: «Según nos dijeron estaba ahí al frente (señalando una zona cercana) chupeteando con sus amigos. Después hizo esto. Quiero que la policía lo encuentre».
Fuente: El Liberal