Desde Jerusalén, Israel, Estados Unidos ha aportado su información clasificada y su poder tecnológico para ayudar en la defensa de Israel ante los cientos de misiles balísticos lanzados por Irán. A pesar de diferencias tácticas entre Donald Trump y Benjamín Netanyahu, la Casa Blanca transmite información en tiempo real a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para interceptar los misiles que se lanzaron desde Irán hacia Tel Aviv y Jerusalén.
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Según datos de inteligencia, en las últimas 18 horas se lanzaron cerca de 200 misiles desde Irán, y se espera que en las próximas horas caigan al menos 100 más en Tel Aviv y Jerusalén. La inteligencia de Estados Unidos ha sido clave para determinar la velocidad, la altura y la zona exacta que está sobrevolando el misil iraní, permitiendo a Israel lanzar sus cohetes Arrows para interceptar a los misiles enemigos. Israel asume que el ataque iraní se intensificará, y Netanyahu ya ha empezado conversaciones con Francia, Alemania y el Reino Unido para sumar su información clasificada al esfuerzo defensivo israelí.
La operación militar “León Naciente”, preparada por la inteligencia de Israel durante diez meses, tiene como objetivo estratégico anular el sistema de defensa de Irán, destruir sus fábricas de drones y misiles balísticos, y eliminar a todos los científicos involucrados en el proyecto nuclear iraní. El Mossad, servicio de inteligencia exterior de Israel, tuvo un rol clave en esta operación, con tareas encubiertas que fueron fundamentales en territorio enemigo.
La operación tiene una fase ofensiva y un capítulo defensivo, con movimientos concentrados fuera de las fronteras israelíes para anular los drones y misiles balísticos lanzados por Irán. Esta estrategia defensiva se apoya en el trabajo de inteligencia sostenido por la información que aporta Estados Unidos, en un esfuerzo por sumar aún más volumen con el apoyo de Francia, Alemania y el Reino Unido.