Encuentran catitas muertas en pleno centro de San Fernando del Valle
Una usuaria de la red social Facebook, Susana Rivero, publicó anoche en su cuenta el hallazgo de cuatro o cinco catas, que estaban tiradas, sin vida, amontonadas sobre un cordón cuneta por calle Salta.
En la publicación que fue rápidamente compartida por muchas personas, una de ella comentó que “en Chacabuco, antes de llegar a la Salta había una mina vendiendo catitas… No sé si se podrá hacer algo, pero si se puede háganlo… da muchísima bronca”.
Lo cierto es que, para esta época, mayormente, aparecen en mayor medida los vendedores de estas cotorras, y la legislación nunca estuvo muy clara al respecto. Incluso, en diciembre de 2014, la Secretaría de Estado del Ambiente y Desarrollo Sustentable, a través de las Direcciones de Fiscalización y de Biodiversidad, secuestró 93 catas que se exhibían, con la intención de comercializarlas en la vía pública, sobre la peatonal Rivadavia, y difundió un comunicado sobre la prohibición de la venta de este tipo de animales silvestres.
Sin embargo, en enero de 2015 y mediante parte de prensa, el mismo organismo comunicó que se encontraba abierta la inscripción para la venta legal de cotorras comunes o “catas”, a comerciantes que cumplan con determinados requisitos.
En 2016, La Secretaría del Ambiente, a través de su Dirección Provincial de Biodiversidad informó que la comercialización legal de Cotorras comunes o “Catas”, se encuentra amparada mediante Disposición D.P.B. Nº 120/14.
Esta disposición establece en su Artículo 5º: Otorgar permisos de venta anual de Cotorra común (Myiopsitta monachus) a comerciantes que cumplan con los siguientes requisitos:
a) Estar registrado en la Dirección Provincial de Biodiversidad de la Secretaría de Estado del Ambiente y Desarrollo Sustentable, como “Comerciante de Cotorra común”, donde se les hará entrega del certificado que lo habilita para ejercer dicha actividad y una planilla donde llevarán un control de ejemplares adquiridos y vendidos para ser exhibido ante personal de la Secretaría de Estado del Ambiente y Desarrollo Sustentable cuando ésta así lo requiera.
b) Cerciorarse de mantener a los ejemplares en buen estado de salud, lo que implica que dichos animales deberán estar en jaulas/cajas cómodas (no más de veinte animales por jaula/caja de 60 cm. x60 cm.), al resguardo del sol, con alimento y agua limpia a disposición.
c) Las cotorras que se permiten vender serán sólo aquellas que tengan cobertura completa de plumaje (incluso plumas tectrices), lo que indica edad suficiente para alimentarse por sí solas, prohibiéndose la venta de aquellos ejemplares que no reúnan estos requisitos.
En diciembre del año pasado, La Dirección de Fiscalización a través de su cuerpo de Inspectores de Flora y Fauna junto a los técnicos de la Dirección Provincial de Biodiversidad, informó a la comunidad que el día martes 19 de diciembre tuvo lugar la reunión institucional con autoridades de la Municipalidad de la Capital para unificar criterios para seguir desarrollando, en forma intensa la actividad que viene realizando permanente e ininterrumpidamente la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable en la prevención y los monitoreo constantes, en la peatonal Rivadavia por la venta de catas en la vía pública, según consta en la ley provincial 4855/95, D.P.B. N° 012/17, D.P.B N° 120/14.
En dicha reunión se unificaron criterios para la firma de un futuro convenio de cooperación institucional en materia de control y educación ambiental, se asesoró sobre la comercialización legal de Catas, sus requisitos, registro, la enfermedad psitacosis que pudieren producir, la venta ilegal de loros y tortugas en la vía pública.
Lo cierto es que, a pesar de estas comunicaciones de los últimos años, hay una mayoría de catamarqueños que suponen prohibida la comercialización de estas aves en la vía pública, y varias veces presenció el secuestro de las mismas en los puestos ambulantes de venta, pero en otra ocasiones se les permite permanecer sin ningún tipo de protección hacia las catitas, con el resultado que difundió la usuaria de Facebook en la noche de ayer. Y por este motivo se generaliza la indignación: porque, aunque parezca que todo está legislado, se percibe una notable ausencia de control.
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