El tren de la Jungfrau: la joya suiza que conquista a viajeros con paisajes de película

En el corazón de losAlpesberneses, un prodigio de laingeniería suizapermite a los viajeros alcanzar un destino que parece reservado solo para los más intrépidos alpinistas: la estaciónJungfraujoch, situada a 3.454 metros sobre el nivel del mar y reconocida como la más alta de Europa. El tren de laJungfrau, que conecta la localidad deGrindelwaldcon este enclave, representa una proeza técnica y se ha consolidado como uno de los mayores atractivos turísticos del continente, según detallóNational Geographic.

Elviajecomienza en la moderna terminal deGrindelwald, inaugurada en 2020, que marca el punto de partida de una experiencia que combina historia, tecnología y paisajes de gran belleza. Desde aquí, los visitantes abordan elEiger Express, un telecabina de última generación que en poco más de quince minutos los transporta hasta la estación deEigergletscher, ahorrando 47 minutos respecto a los trayectos tradicionales. Durante este ascenso, la vista se fija en la imponente cara norte delEiger, una montaña legendaria tanto por su dificultad como por su historia de desafíos y accidentes entre escaladores.

La llegada aEigergletschersupone un cambio de época y de medio de transporte. Frente al glaciar delMönch, los viajeros abordan el histórico tren cremallera que, desde 1912, asciende por el interior de la montaña hastaJungfraujoch. Esta línea, de 9,34 kilómetros de longitud, ostenta el título de ser el tren cremallera más largo del mundo y salva un desnivel de 1.600 metros, una hazaña que requirió décadas de trabajo y la visión deAdolf Guyer-Zeller, el empresario suizo que impulsó el proyecto y fundó un banco para financiarlo, de acuerdo conNational Geographic.

El trayecto actual del tren de laJungfraurefleja la evolución de la infraestructura turística suiza. La terminal deGrindelwald, con su diseño contemporáneo y servicios de alta gama, responde a la creciente demanda internacional y a la transformación de la región en un destino de primer nivel.

Con su velocidad y comodidad, elEiger Expresspermite a los visitantes contemplar de cerca la cara norte de una de las cumbres más temidas y admiradas por los escaladores. Esta montaña, conquistada por primera vez en 1938, sigue fascinando tanto a montañistas como a turistas, que pueden observar su majestuosidad sin necesidad de equipo técnico.

Al llegar aEigergletscher, el ambiente cambia radicalmente. Aquí comienza el ascenso final aJungfraujocha bordo del tren cremallera, que avanza por túneles excavados en la roca. El recorrido incluye una parada enEismeer, a 3.000 metros de altitud, donde una ventana panorámica permite admirar el glaciar oculto en la cara sur delEiger. Tras esta breve pausa, el tren continúa su trayecto hasta la estación final, situada justo bajo la cresta que une los picosMönchyJungfrau.

La historia del tren de laJungfrause remonta a finales del siglo XIX, una época en la queSuizase había convertido en el destino predilecto de la élite europea. El auge del turismo de lujo, impulsado por la revolución industrial, generó una demanda de experiencias exclusivas y accesibles en los paisajes alpinos. Fue en este contexto queAdolf Guyer-Zellerconcibió la idea de construir una línea ferroviaria que permitiera a los viajeros llegar a las alturas de los Alpes sin necesidad de escalar.

La realización de este proyecto requirió décadas de trabajo y la superación de enormes desafíos técnicos. Los ingenieros y obreros perforaron la solidez delEigery diseñaron un trazado que salva un desnivel de 1.600 metros en menos de diez kilómetros. El resultado fue la inauguración, en 1912, del tren cremallera más largo del mundo, que desde entonces ha transportado a millones de visitantes hasta la estación más alta de Europa.National Geographicdetalla que la estación deJungfraujochse encuentra a 3.454 metros de altitud, un récord que mantiene más de un siglo después de su apertura.

El diseño original deGuyer-Zellercontemplaba llevar las vías hasta justo debajo del picoJungfrau, desde donde partiría un montacargas. Sin embargo, la incertidumbre provocada por el retroceso de los glaciares y las limitaciones presupuestarias obligaron a modificar el plan, dejando como legado un mirador excepcional sobre el glaciarAletsch.

Al llegar aJungfraujoch, los visitantes encuentran una estación excavada en la roca, que alberga una amplia gama de instalaciones y actividades. Uno de los principales atractivos es el ascensorSphinx, el más rápido deSuiza, que asciende a una velocidad de 6,3 metros por segundo hasta el observatorioSphinx. Este mirador, situado en equilibrio entre las dos vertientes de la cordillera, ofrece vistas panorámicas sobre el glaciarAletsch, la mayor masa de hielo de los Alpes, que se extiende como una lengua blanca entre las cumbres.

Desde el observatorio, la perspectiva sobre el glaciar resulta impactante. La monocromía del paisaje dificulta calcular las distancias, y solo la presencia de alpinistas en cordada permite dimensionar la inmensidad del entorno. Para los más aventureros, desdeJungfraujochparten senderos que conducen a lugares emblemáticos como laPlaza de la Concordia, donde confluyen varias vertientes glaciares y que requiere varios días de travesía. Existe también una excursión más asequible hasta el refugio delMönch, de cuatro kilómetros de longitud, que puede realizarse en una jornada. Para quienes buscan una experiencia menos exigente, la estación ofrece caminos asegurados que permiten disfrutar de la nieve y el paisaje sin riesgos.

Entre los espacios temáticos destaca elPalacio de Hielo, un recorrido esculpido bajo el glaciar que exhibe esculturas de hielo de inspiración pop. La estación cuenta también con restaurantes, tiendas de souvenirs y servicios que buscan satisfacer a un público diverso y global.

Tras la visita aJungfraujoch, la región ofrece múltiples alternativas para prolongar la experiencia alpina. Una de las opciones más populares es la excursión aGrindelwald First, un complejo que incluye una pasarela elevada sobre el abismo y rutas de senderismo que permiten disfrutar de vistas espectaculares. Otra propuesta es la caminata hasta el lagoBachalpsee, un paraje de aguas cristalinas rodeado de montañas, ideal para quienes desean explorar la naturaleza a su propio ritmo.

La parada intermedia enEigergletscherbrinda la oportunidad de acercarse al borde del glaciar delMöncho incluso descender a pie hastaGrindelwald, completando así un recorrido que combina historia, ingeniería y paisajes de una belleza singular.National Geographicdetalla que estas alternativas convierten a la región de laJungfrauen un destino versátil, capaz de satisfacer tanto a excursionistas experimentados como a viajeros en busca de nuevas perspectivas sobre losAlpes berneses.