El oficialismo preocupado por las elecciones en Buenos Aires

«Enojo no. Pero el tiempo nos va a dar la razón».

En el seno más íntimo de María Eugenia Vidal están preocupados. El revés de Mauricio Macri y Marcos Peña al desdoblamiento del calendario bonaerense dejó secuelas.

Los números en la provincia de Buenos Aires arrojan motivos de sobra para alarmarse. La popularidad de Cristina Kirchner, aún cuando todavía no se pronunció sobre su candidatura, es muy superior a la de Mauricio Macri, en especial en el Conurbano bonaerense. Hay distritos en los que la ex presidenta duplica en cifras al jefe de Estado. La crisis económica hizo estragos en su imagen.

En la cúpula del Gobierno bonaerense y en la periferia del vidalismo empezó a crecer en las últimas semanas el temor de perder la provincia de Buenos Aires. Incluso los intendentes quedaron impregnados de esa desazón que sobrevuela los principales despachos de la gobernación por el no al desdoblamiento, que tuvo mucho más análisis mediático que en el seno de la mesa chica de decisiones que rodea a Macri.

Hay distritos en los que peligra la continuidad de Cambiemos por los tropiezos económicos del Gobierno nacional. Uno de ellos es Pilar, la intendencia de Nicolás Ducoté, uno de los siete jefe comunales del PRO del Conurbano bonaerense. Es el más comprometido. El resto hace números.

Algunos de los llamados «sin tierra», aquellos dirigentes que no gobiernan que aspiran a hacerlo en municipios monopolizados desde hace años por el PJ, están desahuciados. «No aguanto más», le dijo uno de ellos casi entre lágrimas a uno de sus jefes políticos.

Varios tienen ayuda de Horacio Rodríguez Larreta. También de Jorge Triaca, el ex funcionario que dejó el gabinete a finales del año pasado. El ex ministro los recibirá esta semana para darles aliento.

También colabora el laboratorio de Jaime Durán Barba, el asesor estrella y polirubro del macrismo. Más allá del vínculo con la Casa Rosada, el ecuatoriano tiene estrecha relación con la provincia de Buenos Aires. Factura por encuestas. Pero en el inicio de la gestión de Vidal acercó además a un grupo de inversores franceses que ofrecieron la construcción de un hospital en territorio bonaerense. Hubo más de una reunión por el tema.

En el entorno del consultor aseguran que ni siquiera mandó a estudiar en profundidad la conveniencia o no de desdoblar los comicios bonaerenses. Lo descartó de plano.

Los históricos colaboradores del estratega, e incluso en la cúpula bonaerense, encontraron en ese descarte precoz una justificación: dicen que postular a Vidal separada de Macri le hacía perder al PRO la chance de manotear el plan B en caso de que el Presidente, agobiado por los números, desista de buscar la reelección. Es más: aseguran que el círculo rojo presionará por esa opción más temprano que tarde. Para el sistema, el liderazgo de Macri está bajo la lupa desde hace rato. «En la Ciudad, Mauricio era indiscutido. Hoy todo se discute», grafica un dirigente del PRO que está en la gestión porteña desde los primeros tiempos.

¿Puede Vidal ser candidata a presidenta en caso de que a Macri no le den las encuestas? Parece muy poco probable. En la Provincia hay muchos que todavía se entusiasman, a pesar de que Peña ni siquiera se animaría a barajarlo. Tampoco Macri. Al menos por ahora. La gobernadora también lo rechaza: en su discurso del viernes, en la Legislatura bonaerense, dijo que la Provincia no era «un trampolín» de nada.

María Eugenia Vidal, flanqueada por Daniel Salvador y Manuel Mosca, tras el discurso del viernes (Dino Calvo)
María Eugenia Vidal, flanqueada por Daniel Salvador y Manuel Mosca, tras el discurso del viernes (Dino Calvo)

El temor a perder la provincia de Buenos Aires, mientras tanto, se propaga.

Sin embargo, hay un antecedente que, paradójicamente, entusiasma a medias a los cerebros de la campaña bonaerense.

En el 2015, Macri sacó 428.310 votos menos que Daniel Scioli en la Provincia en las elecciones generales de octubre. Pero Vidal superó en más de 370 mil votos a Aníbal Fernández, ayudada por un corte de boleta inusual propiciado por la altísima carga negativa en la imagen del ex ministro K, salpicado en esa campaña por la causa de la efedrina y el triple crimen.

El escenario este año es distinto. Axel Kicillof, que absorbe buena parte de los votos de la ex presidenta, no es Fernández. Y Macri no es el mismo de hace cuatro años.

Con la soga al cuello por la crisis de su programa económico, a pesar de que en el discurso de este viernes resaltó que el país «está mejor que en el 2015», en una puesta de escena que reavivó la grieta.

En el macrismo en su versión bonaerense no terminan de dilucidar si les conviene o no la polarización, como en el plano nacional. O sí, por el contrario, deberían trabajar para apuntalar una tercera vía, como fue la postulación de Florencio Randazzo en el 2017.

La debacle de la economía atraviesa la campaña del PRO. Lo reconoció Durán Barba en su participación en el retiro espiritual del vidalismo en  Chapadmalal, a inicios del 2018. Lo escuchaba la gobernadora, su jefe de Gabinete y operador político, Federico Salvai, y todos los ministros bonaerenses. «No dudo de que los economistas del gobierno sean buenos, pero eso no sale en las encuestas», resumió.

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