El médico del hospital Gemelli de Roma, Sergio Alfieri, quien coordinó el equipo médico que atendió al papa Francisco, compartió detalles sobre los últimos instantes de vida del pontífice. De acuerdo con Alfieri, al ingresar a la habitación del papa, lo encontró con los ojos abiertos pero sin responder a estímulos, lo que indicaba que ya se encontraba en coma. A pesar de intentar contactarlo, el papa no reaccionaba. Aunque no presentaba problemas respiratorios, se optó por respetar su deseo de fallecer en casa y no trasladarlo al hospital.
En declaraciones a medios italianos, Alfieri mencionó que el papa Francisco había solicitado expresamente no ser sometido a intubación durante su última hospitalización. Según el médico, el Santo Padre había dejado en claro su postura frente a tratamientos invasivos y terapias agresivas. Además, destacó que en caso de que perdiera el conocimiento, se seguirían las directrices establecidas por su asistente de salud, Massimiliano Strappetti, quien era como un hijo para el pontífice.
Alfieri recordó que, ante la gravedad de la situación, se decidió no hospitalizar al papa Francisco para evitar un traslado que pudiera poner en riesgo su vida. El médico destacó la importancia de respetar el deseo del pontífice de morir en su residencia, la Casa Santa Marta, donde finalmente falleció. Según el parte de defunción, la muerte del papa se produjo a las 7:35 horas locales del 21 de abril a causa de un ictus que derivó en un coma y posteriormente en una parada cardiocirculatoria.
En este sentido, Sergio Alfieri manifestó que la muerte del papa Francisco se debió a un infarto que afectó un vaso sanguíneo en su cerebro, un suceso que, si bien puede ocurrir a cualquier persona, presenta mayores riesgos en la población anciana, especialmente si tienen movilidad reducida. La pérdida del pontífice, quien falleció en su residencia vaticana, marcó un momento de profundo pesar para la Iglesia Católica y el mundo entero.