El gobierno francés en la búsqueda de paz, ante el enfrentamiento propuesto por los «chalecos amarrillos»

El gobierno de Emmanuel Macron estaba inmerso este lunes en una carrera contrarreloj para encontrar una salida a la peor crisis de su presidencia tras las protestas de los «chalecos amarillos» contra su política fiscal y social, que el fin de semana derivaron en violentos enfrentamientos, especialmente en París.

Macron seguía reunido el lunes por la noche en el Palacio del Elíseo, la sede de la presidencia francesa, en presencia del primer ministro Édouard Philippe y otros miembros del gobierno, dijeron a la AFP varias fuentes concordantes.

Philippe, que durante la jornada recibió uno a uno a los líderes de los principales partidos de la oposición, va a anunciar un «gesto fuerte», aseguró el ministro de Cultura, Franck Riester.

La mayoría de los dirigentes opositores piden una prórroga del alza del precio de los carburantes en Francia, prevista para el 1 de enero. Esta medida, presentada como una manera de frenar las emisiones de CO2, fue el detonante de las protestas que ahora se han convertido en una ola de rechazo general a las reformas de Macron.

El gobierno quiere evitar a toda costa que se repitan las escenas de guerrilla urbana de este fin de semana, cuando al margen de las masivas manifestaciones de los «chalecos amarillos», se produjeron incidentes violentos por personas que las autoridades calificaron de «agitadores», que incendiaron vehículos, rompieron vitrinas, saquearon tiendas y hasta pintaron con aerosol el Arco del Triunfo.

La situación es urgente ya que en las redes sociales comenzaban a multiplicarse las convocatorias a una cuarta jornada de protestas el próximo sábado y los estudiantes han comenzado a sumarse a las protestas.

El gobierno, que en un primer momento no midió la cólera de los «chalecos amarillos», no logra entablar un diálogo con este movimiento atípico, nacido en las redes sociales, sin líder visible ni estructura definida.

Una reunión programada el martes entre un grupo de portavoces del movimiento y el primer ministro estaba en entredicho. Los representantes que habían aceptado sentarse a dialogar con el gobierno finalmente declinaron la propuesta por «motivos de seguridad», anunciaron a la AFP dos miembros del colectivo.

Ambos afirman que recibieron «amenazas» de miembros más radicales de los «chalecos amarillos».

Aunque la violencia empañó las protestas, el 72% de los franceses sigue apoyando a los «chalecos amarillos», según una encuesta realizada por el instituto Harris Interactive.

El movimiento ha recibido también el apoyo de figuras como las actrices Brigitte Bardot y Pamela Anderson, entre otros.

Cuatro personas han muerto en incidentes relacionados con estas protestas que comenzaron el 17 de noviembre. La víctima más reciente es una mujer de 80 años que falleció tras las heridas sufridas por el lanzamiento de una bomba de gas lacrimógeno en Marsella (sureste).

– Colapso en la frontera francoespañola –

Los «chalecos amarillos», cuyo nombre hace referencia a la prenda fluorescentes que por ley todo automovilista debe tener en su vehículo, es un movimiento que agrupa a franceses exasperados por la política fiscal de Macron, que muchos consideran que favorece a los ricos.

El sábado, unas 136.000 personas participaron en la tercera jornada de protestas nacionales, que degeneraron en caos, sobre todo en París, donde la violencia fue de «una gravedad sin precedentes», según el prefecto de policía Michel Delpuech.

Macron, que regresó el domingo del G20 en Buenos Aires, no se ha pronunciado aún sobre los desmanes. Se limitó a escribir dos tuits en los que agradeció a la policía y a los bomberos.

Sin embargo, ha multiplicado los encuentros y gestos simbólicos. El lunes almorzó en un cuartel con agentes de policía que intervinieron el sábado en París. También anuló un viaje previsto a Serbia esta semana.

«¡Señor Presidente, necesitamos una respuesta!», titulaba el lunes el diario Le Parisien. «Cuanto más tiempo dure esto, más alto será el precio político», advirtió Bruno Cautrès, del Centro de Investigación Política de Sciences Po (Cevipof).

Mientras tanto, las acciones de protesta de los «chalecos amarillos» en contra de las reformas de Macron continuaron en toda Francia el lunes.

Los bloqueos de varios depósitos de combustible en todo el país –desde Normandía hasta la región mediterránea– causaron los primeros reportes de escasez de gasolina.

En Bretaña (oeste), varias estaciones de servicio se quedaron sin combustible lo que obligó a las autoridades a tomar medidas de racionamiento.


Evolución mensual de la confianza de los franceses en su presidente

Las protestas colapsaron la frontera francoespañola, con retenciones de hasta 19 km y miles de camiones de transporte atrapados, según las autoridades regionales de Cataluña (noreste).

El departamento de Interior del gobierno catalán aseguró por su parte que entre 3.000 y 4.000 camiones se encuentran bloqueados en esta región por los bloqueos viales causados por las protestas en Francia.

Además, el lunes se sumaron a las manifestaciones en Francia estudiantes de secundaria que salieron a las calles para mostrar su descontento con una reforma educativa y en apoyo a los «chalecos amarillos».

Unos 2.500 estudiantes según la policía manifestaron en Niza (sureste) al grito de «¡Macron renuncia!», y paralizaron en parte la circulación. En Touluse (suroeste) otros 700 estudiantes manifestaron y hubo enfrentamientos con la policía, con saldo de siete heridos y 11 detenidos tras escenas de robos y daños a comercios, según la prefectura.

AFP