El Gobierno argentino, en el marco de su plan para reducir el tamaño del Estado, ha decidido disolver la Casa de la Moneda, uno de los organismos más emblemáticos del país, encargado de la impresión del dinero en papel y metal. La medida será oficializada en los próximos días, según fuentes del entorno del presidente Javier Milei, y representa un cambio radical en la gestión de la impresión y acuñación de la moneda nacional.
La disolución de la Casa de la Moneda se inscribe dentro de un plan más amplio que contempla la eliminación de otros cinco organismos descentralizados, en línea con la política de ajuste fiscal y reducción del gasto público. Las funciones que actualmente desempeña la institución, que incluyen la impresión de billetes, monedas y otros documentos de seguridad como pasaportes y chapas patente, serán transferidas a compañías privadas mediante licitación, o incluso podrían tercerizarse mediante la importación de billetes, de acuerdo con las fuentes consultadas.
Despidos y consecuencias
Con la disolución de la entidad, todos los trabajadores de la Casa de la Moneda serán despedidos, replicando lo ocurrido recientemente con la empresa estatal Trenes Argentinos Capital Humano (DECAHF), que fue eliminada este martes, lo que derivó en la desvinculación de 1.388 empleados. Este ajuste forma parte de una estrategia del Ejecutivo para lograr un ahorro anual significativo, estimado en $42.000 millones, según informaron las autoridades.
La Casa de la Moneda, fundada en 1875, ha operado de manera ininterrumpida hasta la actualidad, siendo responsable no solo de la fabricación del peso argentino, sino también de otros productos esenciales para el funcionamiento del Estado, como especies valoradas, sellos postales y estampillas fiscales. Además, es reconocida por sus altos estándares de calidad y seguridad, con certificaciones internacionales como la norma ISO 9001:2015 y la ISO 14298:21, que avalan sus procesos de impresión segura.
El impacto de la medida
La decisión ha generado controversia y preocupación en distintos sectores, no solo por la pérdida de empleos sino también por la posible privatización de funciones tan críticas como la emisión de moneda. La Casa de la Moneda opera desde varias sedes estratégicas en el país, incluyendo sus plantas en Retiro y Don Torcuato, que están equipadas con tecnología de última generación.
Si bien la entidad no depende directamente de partidas presupuestarias del Gobierno, sus gastos son controlados por el Ministerio de Economía. Según el último informe de 2022, la institución registró un déficit de aproximadamente 3.732 millones de pesos, lo que fue utilizado como uno de los argumentos por parte del Ejecutivo para justificar su disolución.
Esta medida, junto con la eliminación de otros organismos, forma parte del plan de reestructuración liderado por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, y el secretario de Empresas y Sociedades del Estado, Diego Chaher, quienes están revisando una lista de empresas y organismos considerados redundantes.
Posibles reacciones gremiales
El anuncio ha provocado preocupación en los gremios vinculados al sector, que ya anticiparon posibles medidas de fuerza en respuesta a los despidos. La estrategia de ajuste ha generado tensiones entre el Gobierno y los sindicatos, que exigen mayores garantías para los trabajadores afectados por las reestructuraciones.
El futuro de la producción de billetes en Argentina, y la posible importación de dinero o su producción por parte de empresas privadas, plantea interrogantes sobre el impacto que estas decisiones podrían tener en la autonomía y el control estatal sobre una función tan delicada como la emisión monetaria.
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