El enigma del Coloso de Rodas

En la antigüedad, el mundo estaba salpicado de maravillas, y una de las más extraordinarias era, sin duda, el Coloso de Rodas. Esta imponente estatua no solo representaba la grandeza artística y la ingeniería avanzada de su época, sino que también encerraba en su historia capítulos de misterio y fascinación.

El Coloso de Rodas, erigido en la isla griega del mismo nombre hacia el 280 a.C., era una estatua de Helios, el dios del sol. Su construcción fue impulsada por un sentimiento de gratitud y orgullo tras resistir con éxito el asedio de Demetrio Poliorcetes. Este gigante de bronce, obra del escultor Cares de Lindos, se dice que alcanzó una altura impresionante, entre 30 y 33 metros, equiparable a un edificio moderno de diez pisos.

La magnitud del Coloso plantea interrogantes que han perdurado a lo largo de los siglos. ¿Cómo se logró tal hazaña de ingeniería en una época tan remota? Las técnicas exactas siguen siendo un tema de debate entre historiadores y arqueólogos. Algunos sugieren que la estatua fue construida en torno a un armazón de hierro, con placas de bronce colocadas sobre la estructura. Otros teorizan que se erigió a partir del pie, rellenando las secciones con piedras y arena mientras avanzaba la construcción.

El destino del Coloso también es objeto de misterio y especulación. Apenas 56 años después de su finalización, un terremoto devastó Rodas y derribó la majestuosa estatua. Sus restos permanecieron en el suelo durante siglos, incluso ofreciendo un espectáculo imponente. Plinio el Viejo, el famoso escritor romano, mencionó que pocos podían rodear con sus brazos los pulgares de la estatua caída, y sus fragmentos inspiraban asombro.

Lo que finalmente ocurrió con los restos del Coloso sigue siendo un enigma. Una historia cuenta que un mercader árabe compró los escombros en el 654 d.C., transportándolos en 900 camellos. Pero, ¿es esto una leyenda o un hecho histórico? La verdadera ubicación y el destino final de los restos del Coloso siguen siendo un misterio, alimentando la imaginación y la fascinación por esta maravilla del mundo antiguo.

El Coloso de Rodas no solo era una maravilla por su tamaño y su arte; también simbolizaba el ingenio humano y el espíritu indomable de la civilización griega. Aunque hoy no queda nada de él, su legado perdura, evocando admiración y curiosidad en quienes buscan comprender los secretos de las civilizaciones antiguas.

Fuente: Historias y curiosidades del mundo