«Eje del mal»: una Venezuela ahogada de sanciones, con una gran crisis interna e impulsora de un intenso movimiento migratorio en la región

Dentro del «eje del mal» como ha decidido nombrar Jhon Bolton, consejero de Seguridad Nacional estadounidense, se encuentra Venezuela, un país donde todos los días cientos de personas deciden abandonar para buscar una mejor calidad de vida, donde la economía muestra números decrecientes y ruinosos, en el que la violencia y la inseguridad arrasa.

La máxima autoridad venezolana, Nicolás Maduro, protagoniza un enfrentamiento cara a cara con el «imperio yankee», como el mismo ha bautizado a los Estados Unidos. Y al pesar de sus opositores, todavía le queda un mandato a cumplir, desde el 10 de enero del 2019, elegido en unas elecciones muy cuestionadas y no reconocidas por gran parte por la comunidad internacional.

El 1º de noviembre el gobierno de Donald Trump ha impuesto nuevas sanciones al país caribeño, bloqueando los bienes e intereses de cualquiera que opere en el sector del oro de la economía venezolana o cualquier otro sector «cómplice de la corrupción gubernamental», es decir, se prohíbe a personas o instituciones estadounidenses involucrarse en «ventas corruptas o engañosas» de oro en Venezuela. Lo que motiva esta medida es la acusación contra Maduro de saquear las riquezas de su país con propósitos corruptos.

Nicolás Maduro (izquierda) y Donald Trump (derecha).

Por su parte, la Unión Europea ha tomado el mismo camino, prolongando por el plazo de un año (hasta el 14/11/2019) las sanciones hacía el gobierno venezolano, «ante el continuo deterioro de la situación en Venezuela» señaló en su comunicado. Así mismo, aclara que las penalidades dictadas son «flexibles» y «reversibles», «no estando diseñadas para perjudicar a la población venezolana». 

Las medidas de los europeos se basan en la imposibilidad, en cuanto a empresas privadas en el país caribeño, de transacciones – por lo que queda perjudicado el abastecimiento de insumos-; también comprende  embargos de armas y el desarrollo de una lista negra entre altos cargos y funcionarios venezolanos. 

Ante estas sanciones, el ministro de asuntos exteriores de España, Josep Borrell calificó como «estéril» la opción de mantener la presión internacional contra Venezuela, sino se crean condiciones de diálogo. En particular, el país español ha mostrado una política mas amena y dialoguista con respecto a la situación.

En cuanto a la otra parte, el mismo Maduro se ha manifestado en contra de las sanciones, tildándolas de «criminales y dementes». En la misma línea, Diosdado Cabello, el presidente de la cuestionada Asamblea Nacional, las ha calificado como «trampas de Washington para la llegada de medicamentos y alimentos», adjudicando que están «golpeando directamente al pueblo», esto continua el relato del gobierno venezolano en el que un imperio -EE.UU.- intenta desestabilizar al país opositor ideológicamente.