En 1996, los habitantes de la isla de Eigg, en Escocia, decidieron tomar un sorprendente rumbo en su historia. Cansados de depender de un propietario ausente, se unieron para comprar el territorio en el que vivían. A través de una colecta comunitaria, sus propios ahorros y una inesperada donación anónima de un millón de euros, lograron reunir los 1.750.000 euros necesarios para concretar la compra en 1997.
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AUTOSUFICIENCIA ENERGÉTICA
En 2008, Eigg se convirtió en la primera comunidad del mundo en no estar conectada a una red eléctrica. La energía proviene del viento, el agua y la energía solar. Esto les permite ser autosuficientes y protegerse del aumento del costo de vida. Con generadores de respaldo y fuentes renovables, han llegado a utilizar hasta el 90% de energías renovables e influyen en la crisis energética global.
GESTIÓN SOSTENIBLE
La isla dispone de llanuras, bosques, playas de arena blanca e incluso una pequeña selva tropical. Los habitantes se encargan de gestionar sus recursos, talando árboles de forma sostenible, plantando nuevos árboles, y conservando la vida silvestre. Este modelo único demuestra un profundo compromiso con el futuro del planeta en un contexto global marcado por la crisis ambiental y la desigualdad en el acceso a recursos.