Eduardo Constantini compró el Kahlo de US$35 millones

La casa de subastas Sotheby’s especificó que Eduardo Constantini compró la obra para su colección privada y no para la pinacoteca del MALBA.

El empresario Eduardo Constantini fue el comprador del autorretrato “Diego y yo”, de Frida Kahlo, que este martes se convirtió en la obra de un artista latinoamericano más cara de la historia vendida en una subasta, al alcanzar los 30,8 millones de euros (34,9 millones de dólares), confirmó Sotheby’s.

La casa de subastas especificó que Constantini, reconocido coleccionista de arte y fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), ha comprado la obra para su colección privada, y no para la pinacoteca argentina.

“Hace más de un año que quería comprar otro Frida. Si tuviera que volver a elegir entre Frida y Diego, hoy me volvería a inclinar por Frida”, afirmó Constantini.

Frida es Messi, y ya ha trascendido la región. Es una artista latinoamericana pero es requerida y valorada en el mundo entero, y ese reconocimiento también ha ido creciendo en estos años”, destacó.

Recientemente, Constantini ha comprado para el MALBA otras obras de arte de importantes artistas hispanos, como “Omi Obini” (1943), del cubano Wifredo Lam, por la que pagó 8,4 millones de euros (9,6 millones de dólares), o “Armonía (Autorretrato sugerente)” (1956), de la española Remedios Varo, 5,4 millones de euros ( 6,2 millones de dólares), ambos precios históricos para estos pintores.

El autorretrato “Diego y yo”, de Frida Kahlo, hizo historia este martes en una subasta de Sotheby’s en Nueva York, marcando un precio nunca visto para una obra de un artista latinoamericano en una venta al mejor postor al venderse por 30,8 millones de euros (34,9 millones de dólares), cuadruplicando además el anterior máximo histórico de la propia pintora mexicana de 7,07 millones de euros (8 millones de dólares) logrado en 2016.

La obra, de pequeñas dimensiones —30 centímetros de alto y 22,4 de ancho—, es un autorretrato en primer plano de Kahlo que fue completado en 1949, pocos años antes de su muerte, y superó el récord ya en la primera puja en la sede neoyorquina de Sotheby’s, que fue de 22,9 millones de euros (26 millones de dólares).

La pieza, vendida por última vez hace tres décadas, simboliza la tempestuosa relación entre Kahlo y Diego Rivera, que aparece dibujado sobre la frente de la mexicana y que a su vez tiene un tercer ojo, un elemento con el que trata de representar la continua presencia de su marido en su mente.

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