La muerte de Atriel, un niño de tres años que llegó al hospital sin signos vitales, ha conmocionado a la provincia de Misiones. Tras la imputación de María, la madre del niño, por «homicidio agravado por el vínculo», la policía logró detener al padrastro, identificado como Darío R., en una zona montañosa conocida como Picada Zulma, a unos 40 km del área urbana.
El hombre enfrenta cargos por «homicidio agravado por el vínculo y lesiones leves agravadas por la convivencia». Atriel tenía dos hermanos menores, hijos de Darío.
Los testimonios de los vecinos revelan una trágica situación previa al crimen. Uno de ellos, Aníbal Luis Da Silva, intentó denunciar el maltrato que presenció, pero la policía no lo tomó en serio. Según Da Silva, escuchó al padrastro exigir que uno de los niños se bañara con agua fría por haber mojado la cama. Cuando intentó denunciarlo, los oficiales lo desalentaron argumentando que podrían acusarlo a él de daños y perjuicios si la denuncia resultaba falsa.
Otra vecina, Belén Olivera, describió el miedo y el maltrato que parecía sufrir María, la madre de los niños. Según su testimonio, la mujer presentaba signos evidentes de violencia física y parecía estar aterrorizada. Además, mencionó que el niño asesinado, Atriel, siempre tenía heridas en los labios que parecían quemaduras de cigarrillos.
Estos testimonios subrayan la importancia de tomar en serio las denuncias de maltrato infantil y la necesidad de una respuesta efectiva por parte de las autoridades para prevenir tragedias como la de Atriel.
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