En un clima de apatía, el acto patrio en el departamento chacarero mostró una postal triste: baja participación escolar, escasa presencia institucional y la llamativa ausencia de la intendenta.
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Una jornada patria sin alma en el corazón chacarero
El tradicional desfile del 25 de Mayo en Valle Viejo, que años anteriores supo congregar a cientos de vecinos, escuelas e instituciones, este 2025 se vio marcado por una apatía generalizada y una notoria falta de convocatoria.
La postal fue desoladora: sin alumnos, sin funcionarios de peso y con muy poco público. Apenas una escuela, la N° 366 Provincia de La Pampa, dijo presente con sus banderas y algunos estudiantes, sumándose a un desfile que, salvo por la participación de algunas instituciones sociales, deportivas y fuerzas de seguridad, pasó casi desapercibido.
Intendenta ausente y malestar por la organización
La ausencia más notoria fue la de la intendenta Susana Zenteno, quien no asistió a los actos oficiales, dejando la representación municipal en manos del concejal Franco Iramaín, quien presidió el acto protocolar en su carácter de presidente del Concejo Deliberante.
La falta de la jefa comunal generó malestar y desconcierto entre muchos vecinos y referentes locales, que consideraron el gesto como una desvalorización de la fecha patria más importante del calendario nacional.
“Ni siquiera se tomaron el trabajo de convocar a las escuelas, no hubo comunicación previa ni entusiasmo por parte del municipio”, comentó un docente presente en el acto, reflejando el sentimiento generalizado de decepción.
Un reflejo del desgaste político y la desconexión institucional
Lo ocurrido este sábado en Valle Viejo no es un hecho aislado. Para muchos, representa el clima social y político que atraviesa el departamento chacarero, donde el desgaste de la gestión de Zenteno, sumado a la falta de cercanía con las instituciones educativas y culturales, quedó al desnudo en una jornada que debería haber unido a la comunidad.
El bajo número de participantes, la escasa presencia de referentes políticos y la ausencia de planificación y convocatoria exponen una realidad preocupante: el acto patrio más emblemático del país fue, en Valle Viejo, un trámite frío y sin espíritu.