Hebe de Bonafini será denunciada ante la Justicia por haber pedido en un discurso que las nuevas pistolas eléctricas Taser -que implementará el Gobierno en estaciones de subtes y aeropuertos- sean probadas en hijos de funcionarios.
“¿Vieron estas pistolas que van a usar, que dicen que no matan? Como no matan quiero que la pruebe con la hija de Macri, los hijos de la Vidal y los hijos y los parientes de la Bullrich. A ver si no matan. Esa la única manera que les voy a creer”, fue la aberrante frase que lanzó la titular de Madres de Plaza de Mayo, en su tradicional discurso semanal.
Además, llamó a “quemar los campos de sojeros” antes de la cosecha para que se deje de usar glifosato en los cultivos en la provincia de Buenos Aires.
Tras estas declaraciones públicas, las diputadas Lucia Lehmann y Marcela Campagnoli, de la Coalición Cívica, se presentarán en la Justicia este lunes para denunciar penalmente a la referente kirchnerista por “incitación a la violencia colectiva”, un delito que según el Código Penal contempla penas que van de los 3 hasta los 6 años de cárcel.
Las legisladoras de Elisa Carrió hacen foco en el peligroso llamado a quemar plantaciones sojeras. Bonafini había dicho: “Si tenemos coraje, hay que acompañar a la gente, quemarles los campos. Cuando están por sacar la soja, que se los quemen, que no puedan recoger nada, que recojan cenizas. Vamos a ver, cuando quememos unos cuantos campos, si van a seguir tirando glifosato”.
Según Lehmann y Campagnoli, esas palabras exceden “con creces una opinión personal y es lisa y llanamente un llamado a sus seguidores a cometer actos de violencia contra bienes privados y eventualmente y por añaduría, contra las personas que traten de evitarlo. Dada la gravedad de los hechos, es que nos vemos en la obligación de promover la presente a efectos que se lleve adelante la investigación correspondiente”.
“No se trata de Hebe de Bonafini o de alguien en particular. Se trata de una perspectiva, una forma de concebir la Argentina que debemos desterrar. Una visión que no solo es retrógrada sino que es peligrosa: la de la violencia como forma de hacer política. Nuestra historia cuenta muertos por eso y por lo tanto no es posible aceptar una retórica de ese tipo, sea de quien sea”, sotuvo Lehmann.
¿Tiene comparación aquello con estos nuevos dichos violentos de Bonafini? “Es común en la docencia utilizar ejemplos extremos para explicar un concepto. El nazismo es un caso extremo pero el punto no es el nazismo, sino lo que Alemania llevó adelante para desterrar una ideología nefasta. Esa mirada es la que vale la pena rescatar: cambio cultural y sanción a quien fomente el pensamiento de odio. Hay rasgos fascistas en toda propuesta que sugiera la imposición por la fuerza de una concepción política. Y esto es lo que no podemos tolerar, ni mucho menos dejar pasar libremente”, insistió Campagnoli.
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