La crónica habitual de los últimos tiempos entre Los Pumas y los All Blacks venía respetando casi a rajatabla un esquema similar: el seleccionado argentino sostenía la pulseada de igual a igual durante el primer tiempo y con suerte hasta la mitad del segundo, a partir de lo cual todo se teñía de color negro y el puño neozelandés se cerraba cruelmente sobre la llama de la ilusión albiceleste.
Esta vez fue diferente, pero para mal: a la media hora de partido, la esperanza argentina yacía archivada en un cajón a la espera de la próxima oportunidad, luego de que el try de Rick Ioane – el tercero para los neozelandeses- prácticamente sentenciara el encuentro. Al final, la victoria del visitante fue clara; 35 a 17.