El ejército chino presentó esta semana un ejército de perros robot de combate que vienen equipados con ametralladoras en sus espaldas. Los aterradores robodogs armados formaban parte de un ejercicio militar masivo llamado Dragón Dorado en un centro de entrenamiento en Camboya, frente a la costa del país.
Estas temibles armas de cuatro patas teledirigidas dan inicio a una nueva era en la guerra moderna, donde las máquinas autónomas tomarán un rol cada vez más protagónico.
Durante la presentación, miembros del ejército mantuvieron a los robots atados. Y para tranquilidad de los presentes, solo hicieron una demostración de su capacidad para caminar, pero no de sus habilidades para disparar.
Como en una película de terror: China presentó un ejército de perros robot con ametralladoras en sus espaldas.
Al inaugurar los ejercicios, los militares asiáticos afirmaron que los perros robot mejorarán las capacidades del ejército en la lucha contra el terrorismo.
La idea de robots armados, específicamente los de cuatro patas, no es nueva. En Estados Unidos, Throwflame, una empresa especializada en la fabricación y distribución de lanzallamas, presentó hace poco a Thermonator, un prototipo de un perro robot equipado con un dispositivo que dispara fuego. La máquina de aspecto amenazante tiene, además del lanzallamas en su lomo, una multitud de cámaras y sensores que le permiten moverse de forma autónoma sin intervención humana.
Por otra parte, el Pentágono de Estados Unidos consideró la idea de incorporar esta tecnología a sus filas y la empresa de fabricaciones militares y armas ya presentó un modelo similar al chino.
Las reacciones en las redes sociales a esta noticia fueron diversas. Algunos advirtieron sobre las implicaciones éticas del uso de armas autónomas en el campo de batalla, mientras que otros vieron en esta tecnología el potencial de salvar vidas al reducir la necesidad de que soldados humanos entren en situaciones peligrosas.
Sin embargo, la comparación con películas de ciencia ficción distópica es inevitable. La imagen de perros robot armados con ametralladoras evoca un futuro de guerra automatizada, donde las decisiones de vida o muerte son tomadas por algoritmos, sin la intervención humana.
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