Cientos de personas, divididos en varias caravanas, se dirigen principalmente desde Centroamérica hacía los Estados Unidos, en busca de nuevas oportunidades y mejores condiciones de vida.
Una facción de personas migrantes -a las que pronto se les sumaran otras 9.000- se encuentran en la ciudad de Tijuana (noroeste de México, al límite con California), donde han recibido un trato diferencial y, muchas veces, xenófobo por parte de locales. Mensajes disconformes con su presencia se hicieron presentes en las redes sociales y hasta en protestas; ¡Perros! ¡Muertos de hambre! ¡Regresen a su país! son algunas de las frases dedicadas a los extranjeros en huida.
Algunos residentes de Tijuana tienen la idea de que se verán afectados ante la afluencia de migrantes en su ciudad, en cuestión de seguridad y violencia. Por ello, la semana pasada, unos 150 vecinos del área residencial de Playas de Tijuana protestaron contra su presencia y amenazaron el bloqueo hacia el lugar. En medio de insultos, los extranjeros optaron por no caer en la provocación, sin embargo se registraron algunos empujones de ambos lados.

El testimonio recopilado de Alexander, un hondureño de 18 años, indica la situación que tienen que sobrellevar: “No nos quieren aquí, han sido muchos insultos y nos dolió porque pensamos que iba ser igual que en Chiapas, Veracruz y Ciudad de México, y no fue así, aquí nos trataron mal y eso nos desanima”, así mismo declaro que ante la hostilidad solo le quedan ganas de volver a Honduras, aunque ahora tiene miedo porque el presidente de su país, Juan Orlando Hernández, “ha amenazado que todo aquel que salió del país en la caravana lo meterá a la cárcel tres años”. Contó que su objetivo era ir a trabajar a Estados Unidos para salir adelante, “pero no se pudo y me regreso a Honduras”, por lo que ha dicho que se entregará al Instituto Nacional de Migración de México para ser deportado.
En concordancia con la postura de algunos tijuanenses, el alcalde de la localidad, Juan Manuel Gastélum, declaró al medio Milenio que
“Tijuana es una ciudad de migrantes, pero no los queremos de esta manera”.

Por otra parte, el gobernador de Baja California, Francisco Vega, anunció que “habrá cero tolerancia para quien o quienes infrinjan las leyes y reglamentos vigentes en nuestro país,”. Hoy hubo dos marchas en esta ciudad, una en favor y contra la discriminación y el racismo, y otra de quienes están en contra de la llegada de los centroamericanos y de su estancia en la ciudad.
Cabe destacar que la actitud de algunos mexicanos contrasta con la de muchos otros, ya que durante el recorrido de los migrantes por el país muchos ciudadanos les han abierto su costado solidario y hospitalario.
Fuente: Página 12.
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