El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó firmemente el ataque israelí contra la iglesia de la Sagrada Familia en Gaza. Este ataque, que provocó la muerte de al menos dos personas, fue repudiado por Guterres, enfatizando que los lugares de culto son inaceptables como blancos de ataques. Además, recordó que la iglesia también servía como refugio para civiles desplazados por la guerra en Gaza.
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Guterres expresó que las personas que buscan refugio deben ser respetadas y protegidas, no bombardeadas. El ataque causó daños a la iglesia y a cuatro personas, según el Ministerio de Sanidad gazatí, aunque el Patriarcado Latino de Jerusalén reduce la cifra a dos. Entre los heridos está el párroco, el argentino Gabriel Romanelli, quien recibía llamadas diarias del papa Francisco para conocer la situación de los desplazados. Líderes mundiales como el papa León XIV, Giorgia Meloni y Jean-Noël Barrot condenaron el ataque, demandando un alto al fuego inmediato y expresando solidaridad con las personas afectadas en Gaza.