Investido como presidente constitucional, Andrés Manuel López Obrador expresó: “Acepto el reto. No tengo derecho a fallar. Bajo ninguna circunstancia habré de reelegirme”. Y anunció la separación definitiva del poder público del poder económico que, acusó, durante décadas se alimentaron mutuamente al cobijo del modelo neoliberal, que “resultó una calamidad” para México.
En un discurso de casi una hora y 22 minutos ante el pleno del Congreso de la Unión, su gabinete, invitados especiales, gobernadores y empresarios, advirtió:
“Trabajaré 16 horas diarias para dejar, en seis años, avanzada la obra de la transformación y obstaculizar la regresión”.
A las 11:22, López Obrador rindió protesta y juró desempeñar el cargo de Presidente que “el pueblo me ha conferido de manera democrática”.
Ante el pleno de la Cámara de Diputados –donde hace 13 años se le retiró el fuero como jefe de Gobierno capitalino- hizo un “llamado de urgencia” al Poder Legislativo para aprobar la reforma a la Constitución que le permita contar con una Guardia Nacional.
López Obrador reiteró que no habrá persecución desde el poder Ejecutivo contra funcionarios “del pasado” que incurrieron en actos de corrupción, ya que lo fundamental es “evitar los delitos del porvenir”.
Dejó claro que las autoridades judiciales desahogarán, “con absoluta libertad” los casos de corrupción denunciados. “Que se castigue a los que resulten responsables pero que la presidencia se abstenga de intervenir”, dijo.
Esta nueva etapa, recalcó, “la vamos a iniciar sin perseguir a nadie, porque no apostamos al circo y a la simulación . Queremos regenerar de verdad la vida pública de México. Además, siendo honestos, como lo somos, si abrimos expedientes nos limitaremos a buscar chivos expiatorios como se ha está hecho siempre”.
“Se tendría que empezar por los de mero arriba, tanto del sector público como del privado y no habría juzgados ni cárcel es suficiente y lo más delicado lo más serio meteríamos al país en una dinámica de fractura, y confrontación”, cuando lo fundamental es la reactivación económica y la pacificación del país”.
El presidente López Obrador agregó que por ello propuso al pueblo de México “que pongamos un punto final a esta horrible historia. Mejor empecemos de nuevo”.
La primera parte de su discurso la dedicó a cuestionar el modelo neoliberal y los saldos que le dejan los gobiernos que aplicaron una política económica que, dijo, sólo generó pobreza, desigualdad y llevó a miles de mexicanos a vivir de la informalidad o de la delincuencia.
Si bien de inicio agradeció al ex presidente Enrique Peña Nieto no intervenir en la elección, enseguida reprochó que en su mandato la deuda nacional llegó a 10 billones de pesos mexicanos.
Recalcó que él podrá ser juzgado por corrupción, como cualquier ciudadano.
Diario La Jornada de México
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