Así funcionan los laberintos subterráneo que protegen a Europa de los residuos nucleares

A 450 metros bajo tierra, en las profundidades de la región deChampaña, enFrancia, se extiende un laberinto de túneles y cámaras excavadas en la roca. Allí, lejos de la superficie y de la vida cotidiana, se prepara uno de los mayores desafíos tecnológicos y sociales de la humanidad:aislarresiduos nuclearespeligrosos durante decenas de miles de años.

SegúnBBC News Mundo, este tipo de instalaciones subterráneas, conocidas como“sarcófagos” oalmacenes geológicos profundos(GDF, por sus siglas en inglés), representan la apuesta más ambiciosa para garantizar laseguridad nucleara largo plazo y evitar que los materiales radiactivos amenacen a las generaciones futuras.

En el noreste deFrancia, a unas cuatro horas deParís, laAgencia Nacional de Residuos Radiactivos(Andra) dirige un laboratorio subterráneo que se convirtió en referencia internacional. Este complejo, con2,4 kilómetros de túneles, alberga experimentos científicos, pruebas de técnicas de construcción e innovaciones tecnológicas destinadas a demostrar la viabilidad y seguridad de un futuro almacén geológico profundo. El objetivo es obtener la licencia para construir una instalación definitiva junto a los túneles actuales, donde se depositarán residuos nucleares de media y alta actividad.

La magnitud del reto es evidente: se trata dediseñar y operar estructuras que deben resistir el paso de 100.000 años,mucho más allá de cualquier horizonte histórico conocido. “La autorización para una de estas instalaciones de eliminación de residuos de alta actividad lleva entre 20 y 30 años, no hemos visto ningún país que tarde menos”, explicó Jacques Delay, científico de la instalación francesa, en declaraciones recogidas porBBC. Tras la autorización, la operación se prolonga durante aproximadamente un siglo, antes de sellar el lugar y mantenerlo bajo vigilancia durante cientos de años más.

Unalmacenamiento geológico profundo(GDF) es una instalación subterránea diseñada específicamente para aislar residuos nucleares de alta peligrosidad, utilizando la protección natural de formaciones rocosas estables y barreras tecnológicas avanzadas. Estas estructuras se excavan a profundidades de entre 500 metros y un kilómetro, donde la geología ofrece condiciones favorables para confinar los materiales radiactivos y evitar su liberación al entorno.

La importancia de estos almacenes radica en la necesidad de gestionar residuos que seguirán siendo peligrosos durante decenas de miles de años. Los materiales de alta y media actividad, como el combustible nuclear gastado, requieren soluciones que superen ampliamente la escala temporal de cualquier otra infraestructura humana. Las instalaciones de almacenamiento geológico se perfilan como algunas de las mayores obras subterráneas jamás emprendidas, con proyectos en marcha o en planificación en países comoFrancia,Finlandia,SueciayReino Unido, entre otros.

Finlandiamarcó un hito al convertirse en el primer país del mundo en construir y poner en funcionamiento una instalación de almacenamiento geológico profundo para combustible nuclear gastado.

La selección del emplazamiento es uno de los desafíos más complejos. Los ingenieros y geólogos analizan minuciosamente los datos disponibles para determinar si las rocas a grandes profundidades, como el granito o la arcilla, pueden garantizar la estabilidad y el confinamiento de los residuos durante más de 100.000 años. La falta de datos suficientes, la proximidad a acuíferos vitales o la posibilidad de cambios geológicos a largo plazo pueden descartar ubicaciones aparentemente prometedoras.

En países comoSueciayFinlandia, la estabilidad del lecho rocoso facilitó el avance de los proyectos. “El lecho rocoso sueco y finlandés es muy estable en cuanto a actividad sísmica. Ha sido una entidad continua durante más de 900 millones de años. Además, ya no se forman nuevas zonas de fractura”, explicó Porelius aBBC News Mundo.

La tecnología desempeña un papel fundamental en la seguridad de estas instalaciones. EnFrancia, los ingenieros han desarrollado un funicular para una rampa de 4 kilómetros, capaz de detener un contenedor que caiga sin control. Además, se probaron robots autónomos, como los perros-robot deBoston Dynamics, para desplazar bidones en caso de incidentes, y robots especializados para recuperar bidones de celdas corroídas en túneles estrechos y de difícil acceso.

La aceptación de las comunidades locales es un requisito indispensable para el éxito de estos proyectos. Las poblaciones pueden ofrecerse voluntariamente para albergar un GDF, motivadas por la promesa de inversiones y empleos, pero su consentimiento debe mantenerse durante todo el proceso. La experiencia previa con la industria nuclear influye notablemente en la percepción social.

EnFinlandia, la familiaridad con la energía nuclear favoreció la comprensión y aceptación del proyecto. “Llevamos produciendo electricidad nuclear desde finales de los años 70. La gente conoce la cultura de seguridad; tienen familiares y vecinos que han trabajado en el emplazamiento. Así que entienden lo de los residuos”, afirmó Pasi Tuohimaa, portavoz dePosiva Oy.

En contraste, enReino Unidola experiencia fue menos positiva, lo que dificultó la búsqueda de una comunidad anfitriona. Además, la oposición social puede surgir rápidamente si la gestión no es adecuada. EnSuecia,SKBenfrentó protestas en varias localidades durante las fases de perforación de prueba, lo que llevó a la organización a valorar la importancia de una respuesta positiva de la población local.

La tentación de reutilizar minas en desuso para almacenar residuos nucleares surgió en varios países, como ocurrió enAlemaniaen las décadas de 1960 y 1970 con residuos de baja actividad. Sin embargo, los expertos advierten que estas infraestructuras no fueron diseñadas para garantizar la seguridad nuclear a largo plazo. “Es una pregunta perfectamente comprensible y natural: ‘Bueno, tenemos estos lugares, ¿por qué no los reutilizamos?’. Pero no se construyeron con nuestro propósito, ni a largo plazo, ni pensando en la seguridad nuclear”, señaló Hyatt aBBC.

Además, la presencia de recursos minerales aún explotables puede poner en riesgo la integridad del “sarcófago nuclear” en el futuro, como ilustra el caso deCornualles, enInglaterra, donde décadas después del cierre de una mina de estaño, nuevas empresas planean extraer litio debido a la demanda de baterías para vehículos eléctricos.

Por el contrario, construir instalaciones nuevas permite planificar desde cero y aplicar los más altos estándares de seguridad. EnFinlandia, la costumbre de construir bajo tierra para protegerse del clima ha facilitado la aceptación de este enfoque.

La legislación francesa exige que los residuos depositados en una GDF puedan recuperarse de forma segura durante la fase operativa, mientras que enReino Unidoeste principio actúa como una guía general. Sin embargo, la recuperación se complica progresivamente a medida que se sellan las cámaras, hasta que la instalación queda cerrada de forma permanente.

El sellado definitivo marca el momento en que la responsabilidad pasa de los técnicos a la sociedad. “Cuando está sellado es una cuestión de la sociedad, no de los técnicos”, afirmó Delay en el reportaje deBBC News Mundo. La vigilancia posterior puede extenderse durante siglos, y la reversibilidad de las decisiones sigue siendo un tema de debate entre los especialistas.

Los plazos de estos proyectos, que pueden abarcar cientos de años, plantean una pregunta fundamental: ¿qué impulsa a los especialistas a trabajar en obras que probablemente nunca verán concluidas? Para Anna Porelius, la respuesta es clara: “Para la mayoría de nosotros es el sentido de la finalidad. Puede que ninguno de nosotros vea terminado el proyecto del depósito definitivo, pero lo que hacemos ahora y lo bien que ejecutamos la solución de los residuos nucleares afecta a las generaciones venideras. Hacerlo bien… nos da la motivación para seguir adelante”.

Las decisiones tomadas hoy en torno al almacenamiento geológico de residuos nucleares tendrán repercusiones que se extenderán mucho más allá de la vida de sus impulsores, y definirán el futuro de la seguridad nuclear para la humanidad.