Ardió París


Miles de manifestantes en protesta contra la política económica del gobierno francés protagonizaron el sábado escenas de caos y violencia urbana, principalmente en París.

En varias ciudades del país hubo bloqueos de autopistas y otras vías de transporte así como enfrentamientos. Solo en París hubo 287 detenidos y 110 heridos, entre ellos 17 policías. Los bomberos atendieron 190 focos de incendios durante la jornada y se quemaron seis edificios, según el ministerio del Interior.

AFP. Manifestantes intentando forzar las vallas del jardín de las Tullerías, en París.

Cerca de 75.000 personas salieron a las calles, por tercer sábado consecutivo, para expresar su cólera, sobre todo contra el proyecto del gobierno de aumentar los impuestos al combustible, como parte de la política de transición ecológica.

Los Campos Elíseos parisinos cortados por barricadas en plena temporada prenavideña, el Arco de Triunfo lleno de grafitis, vehículos incendiados en las avenidas aleñadas, tiendas saqueadas… «Vivimos un estado de insurrección», resumió una alcaldesa del distrito 8º en París, Jeanne d’Hauteserre.

Protesta en cercanías del Arco del Triunfo, París. 

París concentró la ira de los más radicales, que en la mayoría de los casos actuó totalmente al margen del movimiento de los «chalecos amarillos», como se conoce a estos decenas de miles de franceses que adoptaron, como distintivo, el tradicional chaleco -obligatorio llevar en los autos para casos de emergencia-. Estos últimos son las clases más humildes de Francia, indignados por lo que consideran reformas económicas injustas.

«Ninguna causa justifica que las fuerzas del orden sean atacadas, que comercios sean saqueados, que se amenace a transeúntes o a periodistas, que se ensucie el Arco del Triunfo», dijo Macron en Buenos Aires, donde asistió a una cumbre del G20.

«Los culpables de estas violencias no quieren cambios, no quieren mejorar nada, quieren el caos», señaló el presidente francés.

Pero la presión política corre el riesgo de aumentar sobre el gobierno al regreso de Macron, que ya anunció una reunión de urgencia este domingo de su gabinete.

El ministro de Interior tildó de «facciosos, sediciosos» a los que se enfrentaron a las fuerzas del orden, en algunos casos con una violencia inusitada.

En una entrevista el ministro Castaner amenazó: «No tengo tabúes. Estoy dispuesto a considerarlo todo», en alusión a un posible estado de emergencia.

La última vez que se implementó ese régimen en Francia fue tras los atentados terroristas de 2015. Antes se utilizó durante las protestas callejeras en las afueras de París, en 2005.

AFP. Bomberos tratando de sofocar el fuego de un vehículo incendiado, durante una manifestación en París. 

Los incidentes al margen de las concentraciones de los «chalecos amarillos» se vivieron también en ciudades como Lille, Marsella, Charleville-Mézières, Estrasburgo, Toulouse, así como en Nantes, donde medio centenar de «chalecos amarillos» irrumpieron en el aeropuerto local.

La prefectura de policía de la región de Haute-Loire, en la localidad de Puy-en-Velay, fue parcialmente incendiada con cócteles molotov.

AFP. Protesta en Burdeos, suroeste francés.

El movimiento quiere una mejora del poder adquisitivo, menos impuestos y que se baje el precio del combustible.

Los manifestantes que acudieron a París a protestar pacíficamente se hallaron a menudo en medio de policías y agitadores.

Unos 5.000 agentes fueron movilizados en París, pero igualmente hubo casos de saqueos.

Los anuncios que hizo esta semana el presidente Macron –un dispositivo para limitar el impacto de las tasas al carburante así como un «gran diálogo»– no convencieron.

«Es palabrería», reaccionaron varios manifestantes. «Necesitamos algo concreto, no humo», resumió Yoann Allard, un obrero agrícola de 30 años.

AFP.