Lo dio a conocer el The New York Times en su portal digital.
En su búsqueda por fortalecer su imperio de fentanilo, los cárteles mexicanos, particularmente el Cártel de Sinaloa, están recurriendo a un grupo de talento inusual: estudiantes de química en universidades mexicanas.
Estos jóvenes, con conocimientos avanzados en química, son reclutados no solo para fabricar un fentanilo más potente, sino también para un objetivo aún más ambicioso: sintetizar los compuestos químicos precursores necesarios para producir la droga.
Si logran esto, los cárteles podrían reducir su dependencia de las importaciones de materias primas de China, lo que representaría un nuevo y alarmante avance en la crisis del fentanilo. Así lo asegura una nueva investigación de The New York Times.
El proceso de reclutamiento es sofisticado y sigiloso. Los reclutadores del cártel, a menudo disfrazados o haciéndose pasar por figuras ordinarias, se infiltran en los campus universitarios y seleccionan cuidadosamente a sus objetivos.
Las semejanzas con Walter White, el mítico personaje de Breaking Bad, son más que obvias.
Ofrecen salarios atractivos, bonificaciones iniciales y otras promesas materiales que superan con creces lo que los jóvenes podrían ganar en empleos legales en México. Por ejemplo, algunos estudiantes han recibido ofertas de hasta US$ 800 mensuales, el doble del salario promedio de un químico formalmente empleado en el país.
Estos estudiantes suelen ser de comunidades pobres, y muchos se sienten presionados por sus circunstancias económicas.
En el artículo del NYT, un estudiante de química relata que eligió su carrera con la esperanza de ayudar a su padre enfermo de cáncer. Aunque inicialmente rechazó la idea de trabajar para el cártel, finalmente aceptó debido a la imposibilidad de costear el tratamiento de su padre.
Los riesgos asociados con el trabajo son enormes. Los laboratorios clandestinos en las montañas de Sinaloa, donde se produce el fentanilo, están rodeados de peligros: exposición a sustancias tóxicas, explosiones accidentales y represalias violentas de los líderes del cártel si los resultados no cumplen con sus expectativas. Incluso con equipo de protección, como máscaras antigás y trajes especiales, los «cocineros» enfrentan un ambiente extremadamente peligroso.
Además de fabricar la droga, los estudiantes tienen un papel crucial en la investigación y desarrollo. Algunos trabajan para mejorar la potencia del fentanilo o experimentar con nuevas formas de producción. Sin embargo, sintetizar los precursores desde cero es un desafío técnico significativo, que requiere habilidades avanzadas y numerosos experimentos. Aunque el éxito en este frente aún no se ha logrado, los cárteles consideran esta meta como una prioridad estratégica.
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