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133 Aniversario de la Consagración del Santuario de Nuestra Señora del Valle: Un hito en la historia de Catamarca

La ceremonia de Consagración, realizada el 23 de abril de 1891, estuvo a cargo del Obispo auxiliar de San Juan de Cuyo, Monseñor Salvador de la Reta, y significó la culminación de un anhelo largamente acariciado por el vicario foráneo José Facundo Segura: un templo matriz concluido y consagrado, donde se veneraría a la Madre Morena, coronada días antes en una emotiva ceremonia.

Este hecho trascendental no solo consolidó la importancia del Santuario como centro de peregrinación mariana, sino que también allanó el camino para su posterior designación como Catedral, tras la creación de la Diócesis de Catamarca en 1957. Desde entonces, este lugar sagrado ha servido como sede episcopal, albergando la cátedra del Obispo de la Iglesia Particular local.

Un proyecto arquitectónico ambicioso

La Basílica de Nuestra Señora del Valle, que alberga el venerado santuario, es una obra maestra de la arquitectura italiana. Su diseño original fue concebido por los arquitectos Carlos Tenivella y Natalio Balloca, quienes iniciaron la construcción en 1859. Tras la muerte de Tenivella, el proyecto continuó bajo la dirección del arquitecto Luis Caravati, quien introdujo algunas modificaciones, incluyendo la incorporación de la casa de gobierno, creando un conjunto arquitectónico armonioso y monumental.

La inauguración del templo, aún sin terminar, se llevó a cabo en 1869. Las obras se completaron finalmente en 1875, dando como resultado una basílica de imponente belleza, que se ha convertido en un símbolo emblemático de Catamarca y un referente de la fe católica en la región.

Un altar que refleja la devoción mariana

En 1992, bajo el impulso del entonces Obispo Diocesano de Catamarca, Monseñor Elmer Miani, se impulsó la construcción de un nuevo altar mayor para la Catedral. Esta iniciativa, inspirada en el canon 1235 del Código de Derecho Canónico, buscaba dotar al templo de un espacio litúrgico más acorde con la solemnidad de las celebraciones y la profunda devoción mariana que caracteriza a la comunidad catamarqueña.

El nuevo altar, consagrado el 15 de agosto de 1991, coincidiendo con el Centenario de la Coronación Pontificia de Nuestra Madre del Valle, se convirtió en un elemento central del santuario, reflejando la profunda devoción del pueblo catamarqueño hacia su venerada Patrona.

Un legado de fe y tradición

A lo largo de 133 años, el Santuario de Nuestra Señora del Valle ha sido un faro de fe y esperanza para miles de peregrinos que llegan desde distintos rincones del país y el mundo. Su historia, marcada por la devoción mariana, la dedicación de sus fieles y la grandiosa obra arquitectónica que lo alberga, lo convierten en un lugar único y especial, donde la fe se renueva y la tradición se mantiene viva.

En este día de celebración, la comunidad catamarqueña renueva su compromiso con la Virgen del Valle, Patrona de Catamarca y Madre Morena, agradeciendo su protección y amparo a lo largo de los años.